Correrse de gusto

Te habías fijado en mí desde que entré en el gym y yo ni me había fijado en ti. En el spa te vi pero tampoco te presté mucha atención, en la sauna y en el baño turco estabas en silencio, no sabía si me mirabas a mi o era al infinito, pero cuando me fui y dije hasta luego, me miraste de arriba a abajo. 

El vestuario no era muy grande y las duchas pocas, así que me fui a la del fondo para estar más tranquilo. Tú llegaste y te pusiste en la de al lado cosa que me extrañó. Terminamos de ducharnos casi a la vez, mientras nos secábamos nos veíamos desnudos, ahí fue cuando vi que tu polla empezaba a crecer y no dejabas de mirarme mientras yo no conseguía dejar de mirar tu polla erecta. Tu mirada me decía: venga adelante, es tuya. Te la agarré y entramos los dos en mi ducha. 

Cerraste el pestillo y me besaste mientras nos metíamos mano y nos cogíamos el culo. Empezamos a acariciarnos y mamar nuestras pollas, esa gotita de líquido preseminal que se te salía me tenía a 100. Al abrir los ojos estábamos en mi cama, no sé como hemos llegado tan rápido, ni como he sido capaz, pero ahí estoy penetrando tu culito sin vello. Tus gemidos me excitan muchísimo pero ahora toca invertir los papeles, sacas el lubricante que no sabía que tenía, y además sabías en que gaveta estaba. Increíble...  

Sin darme tiempo de decir nada, empiezas a penetrarme con mucha suavidad, pero si a mi no me gusta que me penetren... ! Empiezas a moverte con firmeza y no siento nada de dolor, solo placer. Por primera vez en mi vida disfruto de una penetración, me encanta como tus huevos suaves y rasurados golpean mi culo. Quizás sea la mejor noche de sexo de mi vida. Quiero que me sigas follando más, uf que bueno...  

Pero... por qué la sacas ya? Vale... la tienes a punto. Coges la mía y empiezas a masturbar las dos pollas juntas, con tu mano sobre mi pecho mientras me das un lametón en mi húmedo glande. Me voy a correr, te oigo... nos corremos... sí sí sí!!!!  Y ese ruido? Es como un pitido muy molesto...  Oh no! No, no, nooooooo!!! 

Espero que no sea lo que estoy pensando. Pues sí... lo es... es lo que estaba pensando, es el maldito despertador... He soñado el mejor polvo de mi vida y me he corrido. Mejor no os cuento como dejé las sabanas entre el semen y el sudor, ni de como me había quedado yo de pringado y empapado. Llegué tarde a trabajar, pero como disfruté de ese sueño...