Había quedado a través de una página de contactos para participar en mi primera orgía. Me dieron la dirección y que seríamos 7-8 personas. No conocía a nadie y no sabía muy bien donde me metía, pero el morbo de mantener sexo con varias personas a la vez me superaba.
Me costó bastante encontrar una casa apartada pero di con la dirección, toqué con los nudillos mientras pensaba en dar la vuelta, sin saber porqué me había metido en ese lío; hay que estar loco, pensé... Se abrió la puerta y solo vi unos pies desnudos y un hombro también desnudo, apenas una cara que me invitó a entrar, efectivamente el chico estaba desnudo fumando un cigarrillo. No sé que cara traía (supongo que desconcertada) que me dijo: tranquilo! es arriba...
Pasando el recibidor había un distribuidor para dirigirse a las habitaciones de la planta baja y para subir a la planta superior. Había un pequeño sofá en el que dos tíos desnudos se besaban y se metían mano, pensé: ¡esto promete! Cuando empecé a subir las escaleras un transexual desnudo me saludó, no pude evitar mirar de manera descarada sus pechos, sus huevos y su polla rasurada y por su gesto creo que le gustó que lo hiciera. Pensé que quizás podría probar cosas nuevas. ¿Te gusta lo que ves? me preguntó. Tenía unos rasgos faciales muy masculinos, pero asentí, me daba morbo, así que le dije: son preciosas. Sonrió y me dijo: sube arriba, ya verás que fiesta, mientras me guiñaba un ojo, subí hasta un dormitorio grande del que salía música y había un vídeo de porno gay.
Había 4 personas desnudas, les saludé con la mano y me desnudé dejando mi ropa ordenada en un rincón como los demás. Ellos ya se conocían y yo me sentía un pardillo, se besaban, se metían mano pero noté que nadie tomaba la iniciativa de algo más. ¿Es la primera vez que vienes? Me preguntó uno de ellos. Asentí sin abrir la boca. Ya verás como repites, me responde otro. Eso espero, le respondo, ya un poco más tranquilo.
Uno de ellos se asoma a la puerta y asiente, entonces se me cayó el alma y el mundo a los pies... Otro de los chicos comenzó a preparar unas rayas, yo me quedé paralizado. Definitivamente aquello me venía grande... muy grande... demasiado grande. Todos tomaron la suya y me animaron a que hiciese lo mismo. Lo más educadamente que supe dije que no y otro se la quedó.
Sin saber muy bien que hacer, empecé a vestirme sin que ninguno de ellos se inmutase ni me dijese nada, me acababa de volver invisible. Me despedí sin que me respondiesen y cuando iba a bajar por las escaleras un hombre de sesenta y pico años desnudo me pregunta muy educadamente con cara extrañada porqué me voy. Y yo sin saber que decirle deseando solo salir corriendo de allí. Le comento que esta situación me viene grande, señalando mi nariz. Me tranquiliza y me dice que no me preocupe, no tengo que hacer nada que no quiera y por supuesto puedo irme cuando lo desee, lamentando mucho que no me haya sentido agusto. Se lo agradezco sudando como un pollo, mientras le doy la mano y el transexual me mira extrañado.
Finalmente vuelvo a casa solo en el coche, dándole vueltas y más vueltas a la cabeza pensando en lo que podía haber hecho y sus consecuencias.
Pensando en todo el morbo y sexo que había rechazado y sin tener muy claro si había hecho bien. Estuve varios días dándole vueltas.
A día de hoy no me arrepiento de lo que hice, mejor dicho, de lo que NO hice y me alegro de no haber probado algo de lo que me podía haber arrepentido toda la vida.