Historias corrientes (1a parte)

Historias corrientes (1a parte)

Helena todavía no terminaba de creerse lo que estaba a punto de hacer. A penas habían pasado unas semanas desde que Vanesa y ella se conocieron en una web de citas, pero habían intimado mucho desde entonces. Habían cambiado bastantes mensajes acerca de sus deseos y experiencias con el sexo, lo que despertó entre las dos una amistad donde se sentían con absoluta complicidad. 



A la salida del cine, Ángel se lamentaba en silencio de la pésima película que acababan de ver. A su amigo Felipe le encantaban esas pelis raras, de serie b, y le había convencido para ir a ver "Rochelle, Rochelle"


Sin embargo, aquella calurosa noche de agosto Ángel dio muchas vueltas en la cama. Se había desnudado por completo pero el sofocante calor y la imagen de la escena final donde  Rochelle terminaba en un excitante dúo lésbico no dejaba de venirle a la cabeza consiguiendo que le fuera del todo imposible conciliar el sueño.


Vanesa pasaba los cuarenta y tres. Era la más experimentada de las dos. Tenía éxito con los chicos a pesar de no ser el prototipo de tía buena. Además de conservar su figura, sabía sacar partido a sus encantos. Tenía unos grandes pechos y le gustaba usar vestidos ceñidos, casi siempre con un generoso escote. Llevaba tres años con Felipe y, en el plano sexual, tenían una relación abierta. 
"Ya está hecho", dijo Helena mientras sujetaba su taza de café, se la llevaba a los labios y hacia el último click con el ratón. Dió un sorbo y leyó su perfil. "Hola a todos. Ante todo adoramos el morbo. Estamos aquí para conocer chicos con buena educación, limpios y discretos para disfrutar juntos de Buenos momentos haciendo realidad nuestras fantasías etc etc... " 
Helena acercó su silla y se asomó al portátil. "Necesitamos alguna foto en plan sexi" dijo con una sonrisa. 


Las doce. Ángel, que se había preparado algo de comer para combatir el insomnio, no terminaba de sentirse cómodo en el sofá. Tenía ganas de sexo. La sesión de cine de antes habia despertado su lado más morboso. Las doce y media. De repente recordó que hacia unas semanas había comenzado a hacerse un perfil en una página de citas, pero no le había prestado mucha atención. Siempre se había mostrado algo escéptico con la posibilidad de conocer chicas a través de ese medio. Pero algo le había conducido a aquella página en el pasado y decidió echar un vistazo. 
Su perfil estaba desierto. Ni un solo mensaje. Ni una simple visita.


Bajo las morbosas sugerencias de Vanesa, las dos quedaron por fin satisfechas con el perfil. En la mayor parte de las fotografías que habían elegido llevaban puesto un diminuto bikini que resaltaba los voluptuosos pechos de Vanesa. Helena, era lo que se dice una mujer de rompe y rasga. Tenía un cuerpo muy bien proporcionado. Era bastante alta, cosa que en el pasado le había causado cierto complejo, pero ahora, a sus cuarenta se sentía más segura que nunca. Sus largas piernas eran fuertes y exquisitamente torneadas. Y su torso comenzaba en una irresistible cintura y terminaba en unos firmes pechos  que desafiaban caprichosamente la gravedad. Helena se gustaba.


La una de la madrugada. Ángel observaba su desolado perfil sin visitas.
En un gesto con algo de escepticismo se oteó de arriba a abajo, acarició un poco su torso y testeó sus abdominales. Cogió su teléfono, se colocó frente al espejo, se arregló un poco el pelo y tomó varias fotos tratando de explotar al máximo sus encantos.


Tras la sesión de fotos. Aquellas dos mujeres habían quedado despojadas de la parte de arriba del bikini. Les pareció divertido tomarse un selfie juntando sus pechos. Vanesa sintió como los poderosos pechos de su amiga la envolvían en un estrecho abrazo. Aquella cálida sensación hizo que las dos se fundieran en un apasionado beso. Helena agarró con firmeza la cintura de su amiga haciendo que ésta quedara tendida sobre la cama abandonándose a las caricias y besos que recorrían su cuerpo. Vanesa sujetó cariñosamente la cabeza de Helena dirigiéndola a su entrepierna y arqueó su espalda sobre la cama. En cuanto sintió como aquella lengua experta lamía su coño de arriba abajo, Vanesa comenzó a acompañar ansiosamente los movimientos de su amante precipitando un fuerte orgasmo para quedar finalmente tendida sobre la cama entre jadeos.
"Si que estabas caliente" Le susurró Helena al oido.


Continuará...

Publicado por: elreymono
Publicado: 17/06/2016 11:36
Visto (veces): 229
Comentarios: 1
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Comentarios (1)

lois-y-peter | 18/06/2016 09:58

Un relato superintrigante. Estoy deseando leer la segunda parte, hummmm

elreymono | 18/06/2016 13:30

Esta en el horno!! 😂😂

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