Pared
Ahora que lo pienso debimos estar locos, a estar ahí en pleno día. Pero ambos nos habíamos calentado con tanto mensaje y tanta foto, Simplemente nuestras mentes debieron sobrecalentarse. Supongo que en parte por saber que existía alguien con las mismas ganas y necesidades de compartir que el otro.
Tras acabar y escuchar tus gemidos, ella tuvo que salir del coche para fumar un pitillo. No tardó mucho en volver. Pues seguía tan caliente como yo, y lo demostró al entrar de nuevo en el coche y comerme la boca a la vez que decía que quería más, que quería follarme.
Aquel lugar no era el más apropiado. Bastante nos habíamos arriesgado ya. Así que arranqué el coche y seguí sus indicaciones, las cuales nos dirigían al las afueras de la ciudad. Durante todo el camino, Ana no pudo evitar tener su mano acariciando mi entrepierna. Le había gustado lo que vio y sintió... así que no quería que dejara de estar listo para cuando llegáramos as su "rincón". Por mi parte siempre que podía soltaba el volante y le acariciaba el muslo y/o el pecho. Joder, se me pone la piel de gallina al recordar como tenía lo pezones. No contaba con unos pechos enormes, eran de la medida justa para que cupieran en la mano. Pero tenía unos pezones sobresalientes, de tamaño superior a la media, de color oscuros y muy, muy, muy duros.
Cuando llegamos resulta que era cerca donde ella vivía, pero apartada de viviendas. Para llegar hasta allí, tuvimos que abandonar el asfalto y adentrarnos por un camino de tierra. Hasta el final del camino. Habían algunos muros semiderruidos por el paso del tiempo. Lástima que el coche no pudiera entrar y quedar oculto tras esos muros pero no se puede tener todo en esta vida. Por lo que salimos del coche y buscamos un sitio donde poder dar rienda suelta a nuestros deseos.
La verdad que todo lo que sucedió fue mucho más rápido de lo que me hubiera gustado que fuera, pero es que los preliminares habían ocurrido ya en el coche y al otro lado de la ciudad. Ahora era el momento de consumar lo que tantas noches habíamos descrito el uno al otro mientras jugábamos con nosotros mismos.
Nos pusimos tras uno de esos muros, los cuales eran de bloques hasta una altura de poco más de un metro, por encima de esa altura se levantaba una celosía que nos permitía ver la carretera. Ella se puso de espaldas al muro... Tenía la boca ardiendo de lujuria. Entre beso y beso solo decía "follame, fóllame". Entonces le dí la vuelta, quedando de espalda a mi y pudiendo ella sujetarse al muro. Con su ayuda, pude bajarle los pantalones (mira que le dije que trajera falda) y vi sus braguitas rojas. Y menudo culo tenía, redondito, recogidito, para nada se le podía calificar de grande y esta duro.. no lo pude evitar. Tuve que darle una nalgada que le hizo temblar de arriba a abajo. Ella solo pudo emitir un ruido entre grito y gemido y la única palabra que dijo fue: -métemela.
No perdí el tiempo, ya me tenía más que preparado con tanto magreo y una agilidad en sus manos para desabrochar mi pantalón y tocarme que me dejó pasmado. La sujeté firmemente por su cintura, no me costó nada encontrar el camino correcto hasta sus labios. Los sentí caliente y muy húmedos... estaba chorreando de placer. Mi miembro se abrió paso y enseguida sentí todo su calor. No quise perder la oportunidad de sorprenderla y la metí todo lo adentro que pude. Al tiempo, Ana giró la cabeza para buscar mi mirada y me deleitó con un grito de placer, como si la hubiera vuelto a desvirgar. Esos solo hizo que me pusiera frenético.
Resultaba increíble la sensación de haber alcanzado lo que hace unas horas era simplemente un sueño y que pasara tal y como lo había soñado. Era una sensación de armonía, de conexión casi instantánea entre dos amantes hasta ahora desconocidos. A cada movimiento mio le seguía una reacción complementaria de ella y viceversa.
Tenía que cambiar de postura, si hubiera seguido así me hubiera corrido mucho antes de lo que me hubiera gustado hacerlo. Por lo que le pedí que se diera la vuelta. Que cara tenía, de recordarlo todavía a día de hoy se me pone dura. Con la respiración todavía entre cortada, se mordió el labio inferior y se me acercó a besarme. Yo la correspondí... y sentí como se me endurecía más. Logré que apoyara su culo en el escaso saliente del muro donde se apoyaban la celosía. Fue en ese momento cuando le pude ver bien su pubis. Lo tenía depilado a excepción de un triángulo apuntando hacia abajo, como señalando el camino a seguir.
Me fue inevitable hincar una rodilla al suelo y probar directamente el sabor de tan deliciosa fruta. Sentía el calor en mis labios y mi lengua se inundaba de sus fluidos. Por fin podía tener cumplido otra fantasía que hacía semanas me había provocado Ana. Mientras jugaba con mi lengua ella me agarraba el pelo. Trataba de aprender lo que lo que le gustaba, donde esta su límite. Cuando superaba su límite y se le hacía mucho. A día de hoy no sé donde estaba... Hiciera lo que le hiciera no ponía límites. Tanto le gustaba que le pasara suavemente la lengua por su clítoris, como morderlo suavemente, como chuparlo frenéticamente. Me había advertido que siempre se mojaba mucho... pero nunca había imaginado que tanto y tan delicioso.
Una vez había saciado mi sed me levanté y antes de poder besar sus labios Ana me preguntó:
- ¿te gustó?
A esa pregunta solo pude responder pasando mi lengua por mis labios y respondiendo:
- Responde eso a tu pregunta.
Besé nuevamente su boca. Qué manera de jugar con su lengua. Ahora entiendo que me volviera loco cuando me hizo la felación. Tras un mordisco en mi labio, me espeta:
-quiero que te corras: dentro, fuera, sobre mi, en mi boca... donde sea pero que te corras para mi.
A lo que le respondí:
-¿creías que habíamos acabado?
Volvimos a enredar nuestras lenguas, al tiempo que ajustamos nuestra postura cara a cara, ella apoyada sobre el muro, busqué el ángulo apropiado para poder penetrarla. Quería correrme viendo su cara. Si antes tenía su vagina caliente, ahora parecía que fuera una pequeña versión del infierno en la tierra. Incluso ahora lo sentía hasta más apretado que antes. Ana, que hasta ahora estaba sujetándose como buenamente podía de la celosía de su espada se agarró a mi. El sentir como la penetraba hizo que tuviera que clavar sus uñas en mi espalda, luego comprobaría que me había dejado marca y que gustazo de marca. Nuevamente conseguimos adquirir una armonía de nuestros movimientos. Cuanto más tiempo la penetraba y más a dentro ahondaba más fuertemente se sujetaba y gemía. Sentía como su vagina se contraía y una vibración en su pubis. Así que aumenté el ritmo de mis movimiento y al mismo tiempo aumentaron sus gemidos.
Las gotas de sudor me corrían por la cara, sentía mi espalda empapada de sudor... pero lo que más sentía era el calor de su cuerpo contra el mio. Llegado a un punto ya no aguantaba más. Mis ganas de correrme dentro de Ana se hicieron irresistibles y sentía que ella está también próxima a llegar. Como pude, entre jadeos, gemidos le dije algo así como : - ¡Jodeeer! ¡Me corrooo! A lo que ella reaccionó agarrándose a mi cuello y mirándome a los ojo me dijo: - ¡Córrete, grandullón, córrete! Seguido de una un grito que aún retumba en mis oídos.
Exhausto pero satisfecho ante tremenda experiencia saque mi miembro de ella. El sudor seguía resbalando por mi cara. Pero a ella no lo importaba, pues se vino hacia mi y nos fundimos en un beso.