Me gusta sorprenderte cuando llegas a casa y hoy no iba a ser menos, oí tu voz llamándome pero yo no decía nada, a cuatro patas en la cama con mis pechos apoyados en las sabanas blancas de seda que tanto nos gustan y que tan buenas sensaciones nos dan.
Mi culo apuntando alto, desafiante y desnudo era mi carta de presentación para ti.
La puerta del dormitorio se abrió de repente y noté tu presencia, tu olor característico y sentí tu mirada clavada en mi culo y mi sexo.
Sabia que no dirias nada, sabia que actuarias sin ni siquiera saludarme y eso me hacia mover mis caderas a modo de saludo, mi cuerpo arqueado subia y bajaba lentamente por las sabanas y mis piernas se abrían y cerraban invitándote a participar.
No lo dudaste mucho, note como tu respiración se agitaba y tus dedos temblorosos empezaban a recorrer mis nalgas, arriba, abajo, dabas vueltas a tus manos para acariciarme con la palma y con el dorso, y piel empezaba a erizarse.
Sentí la humedad de tu saliva recorrer mi oscuro agujero que empezaba a palpitar, hoy quería culo y te lo estaba ofreciendo en bandeja. Tu lengua no tardo en taladrar mi culo, a dilatarlo con tu poderoso musculo y a lubricarlo para mas tarde.
Tu lengua abandono mi ano para subir por la espalda, despacio, con mucha saliva dejando un reguero de plata a su paso hasta llegar a mi nuca, tu respiración se mezclaba con mi deseo y susurraste a mi odio, ¿ lo quieres ?...
No pude contenerme y pedirte y suplicarte, siiiii, Damelo duro pero damelo ya.
abxes | 27/09/2016 19:37
Gracias a vosotros por leerlo. Saludos