El enemigo

El enemigo

Andrés y yo nunca nos habíamos llevado bien en el trabajo, sus aires de superioridad, sus bromitas, groserías y su chulería no las soportaba, ni yo ni muchos de los compañer@s, nuestros roces y palabras en tono alto eran demasiado frecuentes. Y encima le dio por ir a mi gimnasio, en los vestuarios que la gente está desnuda o casi cuando va o sale de las duchas, a mí me vio desnudo muchas veces, pero cuando yo pasaba a su lado se tapaba, me parecía algo tan infantil. También es cierto que jamás hizo un comentario al respecto en el trabajo. 

Un día don Julián (nuestro jefe) ya harto de la situación tan tirante que teníamos nos llamó a su despacho, nos habló 2 minutos sobre nuestra actitud y nos dejó solos en el despacho, no nos lo esperábamos, se hizo un silencio y Andrés me explicó que su actitud hacia mi no sabía bien porque era, me explicó una situación personal muy delicada que tenía y me dejó sin palabras, se disculpó, bueno nos disculpamos los dos e hicimos borrón y cuenta nueva. El ambiente en la oficina cambió por completo, ya no había tensión y por primera vez en mucho tiempo había un ambiente muy bueno, incluso se hacían comidas y cenas. Mira que nos preguntaron don Julián y los compañeros sobre qué habíamos hablado que tanto habíamos cambiado; y respondíamos: simplemente limamos asperezas. 

A pesar de todo, unos meses después Andrés se volvió a la península con su novia. Venían todos los veranos para ver a la familia de su novia y ya de paso organizabamos alguna comida con los compañeros. Como pasa siempre con la distancia fuimos perdiendo el contacto. Este verano me lo encontré en La Laguna, en una terracita por la Concepción tomándose una caña, a los dos nos hizo mucha ilusión encontrarnos, ver que era de nuestras vidas. Me comentó que lo había dejado con su novia hacía unos años. Yo le decía: esas cosas pasan, no te preocupes, ya aparecerá otra persona que sólo será para ti.
Ya la tengo, bueno... tenía. Le miré extrañado. Es un chico, me respondió medio avergonzado. 

¡Andrés! Le llamé, la cabeza alta, de avergonzarse nada, tienes derecho a ser feliz y eres tú quien tiene que tomar la decisión, no la sociedad, que tu vida no es gran hermano. Me comentó que cuando se lo contó a su familia sus hermanos se lo tomaron bien, su madre también, pero a su padre le costó mucho, le retiró el habla varios meses. Su chico (Ernesto) y él se estaban dando un tiempo, Ernesto tenía muy asumido su rol homosexual, pero a Andrés le estaba costando mucho aceptar esta nueva situación. Me decía que sólo lo sabía un grupo muy pequeño de gente y su familia, que le estaba costando mucho,  que no quería que la gente se riese de él. Bueno, ahora tu también lo sabes, me decía nervioso.

Fíjate Andrés, que siempre pensé que gay no, pero bisexual sí eras. Se sonreía muy tímidamente. ¿Por qué? me preguntó. No lo sé, me daba esa sensación. 
¿Y tú, has estado alguna vez con un hombre? Me soltó de golpe. Lo mal que nos hemos llevado tú y yo y sin embargo eres una de las personas en las que más confío, me decía. Tras la charla en el despacho de don Julián ¿te acuerdas? nunca te fuiste de la lengua. Ahí demostraste lealtad, eso es algo que nunca he olvidado, lo decía sonriendo como quien recuerda que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor. Eso ya es agua pasada Andrés. 
Hice una pausa. Sí, le respondí, he mantenido alguna relación con chicos, tampoco quise mostrar todas mis cartas. 

Hablamos un largo rato de todo, de las vueltas que da la vida. Se estaba quedando en el Puerto de la Cruz, así que nos fuimos a cenar unas arepas, le acerqué a su hotel y me dijo: aparca y sube conmigo a tomar una copa, accedí. Ya en su apartamento con unas vistas preciosas me preparó una copa, ponte cómodo me decía, sin hacer él nada, como esperando ver lo que hacía yo para hacerlo él no fuese a meter la pata, me descalcé, saqué los tenis a la terraza, me quité la camiseta y me solté el cinturón y el botón del pantalón, a ver por donde respira éste. Andrés hizo lo mismo, además me dijo: yo en casa siempre estoy en calzoncillos o desnudo si es verano, ya sabes como es el clima de mi tierra. 
Yo por eso no tengo problema le dije, ya sabes que a mi gustan las playas nudistas, me quité el pantalón y mientras clavaba sus ojos en mi, me quité el slip. Se le abrieron los ojos como platos, se puso rojo como un tomate, se dio la vuelta, se quitó también su slip blanco y se lo puso como tímido por delante, ¡Joder, pero que pedazo culo más bonito tiene el tío! Y el tío tapándose sus partes con el slip. No me lo podía creer, ¡¿pero todavía andamos así, Andrés?! le dije medio en serio medio en broma. Es verdad, respondió todavía rojo como un tomate, así que simplemente lo dejó caer. 

Tenía los genitales afeitados, unos huevos grandes y de polla no estaba mal, no se movía, estaba como paralizado, así que tomé yo la iniciativa, empecé a besarle y a acariciarle, ya empezó a soltarse, siguió metiéndome mano y mordiendo mis pezones, poco a poco llegó hasta mi polla, me llevó a la cama y empezó a chupármela, siguió comiéndome los huevos ¡que bueno, por favor! Poco a poco iba deslizando mis nalgas por su pecho hasta que su polla se quedó entre ellas. Cogí mi polla y suave suave empecé a penetrarle primero de costado, le gustaba, bien bien, después le puse a cuatro patas y finalmente frente a mi con sus pies sobre mis hombros, su precioso culo golpeaba mis huevos y eso aún me ponía más, sudábamos como pollos. Andrés se masturbaba, la tenía muy húmeda y me la llevé a la boca, la tenía muy dura, cuando estaba casi a punto de correrse puse su polla entre mis nalgas, la mía estaba disfrutando de su boca. 
Espera, me dijo. Cogió las dos pollas con su mano y las masturbó hasta que nos corrimos sobre su pecho, después dejé caer mi pecho sobre el suyo, imagínense como acabamos de pringados, nos abrazamos un ratito y nos fuimos a la ducha. Allí nos hicimos unas pajas y nos fuimos a dormir a su cama. Me pasé toda la noche con la polla entre sus nalgas.
¡Ay que rico!

Al día siguiente volvimos a quedar, en Santa Cruz, no se atrevía a quedar con los antiguos compañeros, hasta que le puse al teléfono con alguno y ya nos fuimos unos cuantos a comer. En ningún momento se habló de su situación personal actual, simplemente que ahora estaba soltero y punto. Esta vez se quedó a cenar y a dormir en mi casa pero antes me rasuré delante de Andrés los huevos y la polla mientras me miraba desnudo y empalmado, decía que le daba morbo, incluso le dejé en algún momento que me afeitase él una parte con la maquinilla, pasaba la maquinilla y a continuación su mano y depende en que zona ya rasurada... su lengua, casi me corro del gusto. Por supuesto que nos hicimos unas buenas mamadas, esta vez con nuestras pollas y huevos bien rasurados, y sus suaves huevos llenando mi boca y mis manos.

Parece increíble como a veces nos topamos en la vida con auténticos gigantes que nos llevan por delante, hasta que descubrimos que muchos de ellos tienen pies de barro.

Publicado por: discr-tfe
Publicado: 25/11/2016 18:22
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Comentarios: 6
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Comentarios (6)

chanel | 11/12/2016 06:08

Como me gustan las historias entre hombres. Besotes.

chicharron | 28/11/2016 10:05

cuanto morbo! me ha gustado mucho, sobre todo el comportamiento del principio con él y como terminó! genial.. saludos!!

discr-tfe | 01/12/2016 08:08

Los tuyos sí que son morbosos. 😉 Gracias por tu comentario. Un saludo

lois-y-peter | 27/11/2016 15:12

Una de las historias mas antiguas y no por ello menos reales de este mundo, el miedo que tenemos a enfrentarnos a lo establecido por la sociedad. Un relato maravilloso, muchas gracias por el.

discr-tfe | 27/11/2016 20:40

Gracias a ti. Por cierto, muy bonita tu nueva foto de perfil.

toni35 | 27/11/2016 01:04

Un relato precioso.de como problemas personales afectan a todos los del trabajo. De como tu jefe hizo solucionar el problema del equipo y de cómo guardaste su secreto... todo eso te permitió disfrutar después

discr-tfe | 27/11/2016 09:03

La verdad que nuestro jefe siempre tuvo mucha psicología, muy buena persona. En cuanto a la discreción, en casa me enseñaron que ninguno estamos libre de que nos pase lo mismo, no hay que hacer lo que no quieras que te hagan. Gracias por tu comentario. Un saludo.

miron92 | 26/11/2016 01:50

Al final eso que deciamos de pequeños de "Los que se pelean se desean" iba a tener su razón jajaja ;)

discr-tfe | 26/11/2016 15:46

Muy bueno! No lo había oído nunca, jajajaja! Un saludo.

guascaman | 25/11/2016 19:23

me encanta tu relato

discr-tfe | 26/11/2016 15:46

Gracias.

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