Ángel es un peninsular que lleva muchos años entre nosotros, aquí conoció a Cande, se casó y tiene su familia. Yo ya conocía a sus padres y hermanos de venir más veces. En esta ocasión vinieron todos para el bautizo de Laura, su hija pequeña. Los padrinos iban a ser la hermana de Cande y Álvaro, el hermano pequeño de Ángel y protagonista de esta historia. Tenía unos 10 años menos que yo, de constitución fuerte, con algún kilito de más pero buen cuerpo, y sobre todo simpático con mucho sentido del humor, de los que le gustan buscar el doble sentido a las cosas pero con gracia. No me extraña que en su trabajo las tuviese a todas (y a alguno) locas. Lo pasamos muy bien, la ceremonia muy bonita, el cura interactuando genial con los niños, la comida en el restaurante, en fin todo perfecto.
Cuando necesité ir al baño allí estaba su hermano orinando, se le veía todo el pene, estaba bastante achispado por el vino. Yo hice que no vi nada, cuando él acabó se fue a lavar las manos mientras yo vaciaba mi vejiga. Cuando acabé me dijo: espera llevas la corbata torcida (yo pensaba que la llevaba bien), me coloca bien el nudo (igual que estaba... ) y me da un piquito. Sin más se fue medio haciendo eses y yo me quedé trabado sin saber muy bien como reaccionar. Decidí pensar que como iba algo "alegre", el alcohol estaba haciendo su efecto desinhibidor.
Al día siguiente fuimos de paseo por la isla con toda la familia, por la tarde les dejé en casa reventados, Álvaro me pidió ir a las Teresitas a darnos un baño, así que le dije que sí, pero antes tenía que pasar por casa a por un bañador. También podemos ir a una nudista si hay alguna cerca, me comentó. Me mostré algo incómodo y decidí ir a por el bañador. Bajando por la autopista me pidió si podía hablar conmigo de algo delicado. Aparcamos en casa y subimos, me imaginé por donde iban los tiros.
Subimos, le ofrecí algo de beber y fue directo al grano: He tenido dos experiencias con chicos y estoy algo trabado... ¿Y eso? le pregunté.
Digamos que estoy experimentando... me respondió. Con un tío nos hicimos unas pajas y la segunda vez otro me la chupó y yo le hice una paja. Como sé que también te gustan los chicos, pensé que contigo podría aprender algo y ver...
Ahí me quedé yo sin saber que hacer, así que decidí ponerle a prueba.
Vale! Vamos, avisa cuando quieras paro, no estés incómodo, le dije. Pensaba que no se iba a atrever, así que decidí besarle, estaba frío y rígido como un maniquí.
Me descalcé, me quité la camiseta, me solté el cinturón y el botón del pantalón, puse sus manos en mis pezones, pero tampoco reaccionaba, le descalcé le tumbé en el sofá y empecé a masajearle los pies. Por fin se destensó y se relajó, se quitó la camiseta, empezamos a besarnos y jugar con nuestros pezones, a pellizcarlos, morderlos, pasar la lengua. Ya se le veía más suelto. Se soltó el pantalón y se quedó en tanga. Mi madre no sabe que lo tengo... fue lo primero que me soltó. Tenía un culito precioso sin vello, yo me quité el pantalón y me quedé en slip. Mientras nuestras lenguas jugaban no parabamos de meternos mano. Me quitó el slip y se quitó el tanga.
Estábamos empalmados, su polla estaba algo curvada hacia la izquierda, de buen tamaño y algo gruesa, me daba muchísimo morbo, además estaba rasurado, eso me daba aún más morbo. Comencé a comerle la polla a la vez que jugaba con mis dedos en su ano. Poco a poco fui cambiando hasta que dejé mi polla a la altura de su boca, a ver si se animaba a hacer un 69. Y se atrevió, ... ! Me la comió bastante bien y me gustó mucho como me lamió los huevos.
¿Quieres que te folle? Le pregunté. No estoy seguro respondió, pero vamos a intentarlo. Con mi dedos había intentado dilatar su ano, pero no tuve demasiado éxito. Le lubriqué bien y con un condón puesto empecé a penetrarle, se quejaba bastante de que le dolía, pero queríamos los dos seguir intentándolo. Al final le resultaba demasiado doloroso y decidimos dejarlo.
Con un poco más de tranquilidad comenzamos a mamar de nuevo nuestras pollas, cuando Álvaro estaba casi a punto las junté y comencé a masturbarlas juntas, él se corrió primero con un buen chorro de leche bien caliente sobre mi, eso me excitó aún más e hizo que me corriese sobre él con todas las ganas.
Nos limpiamos y nos fuimos a las Teresitas, de camino me di cuenta que me había olvidado el bañador... Bah, da igual le dije. Como ya casi no hay sol vámonos a Las Gaviotas. Guay! me dijo Álvaro, porque también me he olvidado el bañador en el coche de mi hermano.
Apenas había gente en Las Gaviotas, 6 personas, así que estuvimos bien a gusto, aprovechando que ya casi era de noche nos hicimos unos pajotes en el agua. En aquellas dos semanas de vacaciones nos vimos dos veces más y disfrutamos de lo lindo.
discr-tfe | 20/12/2016 11:14
Gracias