Estaba pasando unos días en el sur de Gran Canaria, en un hotel que tiene un solarium nudista. Me gustaba pasar unas horas al sol desnudo. Me gusta mirar (aunque creo ser muy discreto y respetuoso).
Había una pareja de extranjeros tumbados en unas hamacas a pocos metros de mí. En un momento dado ella bajó a su habitación, él se quedó solo y comenzó a masturbarse disimuladamente. Se daba cuenta de que yo lo miraba, pero no se cortaba un pelo. Me acerqué, comenzamos a hablar y le pregunté si le gustaría que pasáramos un rato juntos con su esposa; la idea le gustó y me dijo que esperara a que ella volviera para preguntarle.
Cuando ella regresó, él le contó lo que había pasado, y ella me miró y sonrió. Yo me acerqué, la saludé y me senté al borde de la tumbona, rozándola levemente. La situación era agradable y morbosilla. Yo le acaricié suavemente el muslo y me dijo que fuéramos abajo, pero que le diéramos unos minutos.
Pasado ese tiempo su marido y yo fuimos a la habitación y ella nos esperaba con una botella de cava y ropa interior sexy. Comenzamos a besarnos, cada vez con más pasión. Yo besaba al marido frente a ella y ella nos besaba a los dos mientras con las manos nos tocábamos todo el cuerpo. Todo el cuerpo. Ella hizo algo que me encantó: se echó a la boca un trago de cava y lo retuvo en ella; luego se metió mi polla en su boca. Lo recomiendo.
Ella se tumbó sobre la cama y nosotros junto a ella, acariciándola, lamiéndola, separándole los muslos... Ella se dejaba hacer, los tres estábamos encantados y excitadísimos. Entonces ella comenzó a chupármela con gran habilidad y dedicación. Yo temía durar menos que un adolescente, así que la invité a que se la chupara a su marido mientras yo me centraba en sus pezones y en su sexo, que estaba maravillosamente húmedo.
Su marido se le subió encima mientras ella, con su boca, se ocupada de mí. Yo le comía la boca y los pezones al marido y a ella y, al cabo de poco tiempo, rugíamos como fieras... La explosión nos dejó paralizados unos cuantos segundos, quizás días, jejeje...
Al poco tiempo nos vestimos y volvimos al solarium. Nunca volvimos a repetir, pero sigo recordándolo (y poniéndome mucho).