Cuando lo conocí nunca pensé que la situación fuera ir más allá de un simple polvo, pero como todo, se sabe cómo se empieza una historia pero no como terminan .
Hay historias que nunca tienen final, ni comas ni puntos apartes ni puntos finales . Crecen y avanzan con el tiempo y la complicidad que se establece entre dos amantes aveces suele ser más duradera que un matrimonio o tan efímera como un amanecer pero cuando se vive tan intensamente la realidad se vuelve ficción y ficción la realidad del día a día.
El era de lo más normal del mundo, yo una desconfiada de todo, lo único que buscaba y es literal, que me quitara el fuego que tenía en ese momento.
Me había costado mucho dar el paso de conocerle, ya que nunca anteriormente había ido a follar con alguien a ciegas sin conocer su rostro, su cuerpo lo conocía por la cantidad de fotos que tenía en su perfil.
Quedamos en su casa. Durante nuestra conversaciones, él me había contado su vida sexual se acercaba mucho por el BDSM y me preguntó, si yo me atrevería a darle un poco de gusto en ese aspecto . No tendría que hacer nada que no quisiera ni penetraciones. Solo caprichos sexuales, lo que yo quisiera hacer o cualquier fantasía que tuviera en la mente .
El sería un sumiso y estaría mi disposición en todo momento, lo que yo ordenará, él lo haría sin más preguntas. Me había sorprendido con todo lo que quería ofrecerme y sin yo tener que estar suplicando nada. Siempre era yo la que tenía que estar atenta a los caprichos de mis amantes y estaba muy defraudada con la vida que me había tocado vivir, sexualmente hablando. Me había encontrado a mucho egoísta y la desconfianza habitaba dentro de mi.
La primera vez que quedamos, no hicimos sino hablar de nuestros gusto personales y de nuestras experiencias sexuales . El se comportó como un gran amigo, de esos que pareces que conoces desde siempre. Me enseñó todo lo que tenía de juguetes sexuales en su casa y los que quería adquirir. Uno de ellos era una cruz para amarrarse y un columpio Empotrador.
Yo como nunca había estado con una persona con esos gusto me sentí un poco rara, pero él me dijo - Haz una prueba, pídeme algo que quieras que te haga, lo primero que te venga a la cabeza - . Yo me mire los pies, nunca nadie me los había besado y había leído un artículo sobre lo rico que era y le dije : - Te atreves con mis pies? -. El sin pensarlo dos veces, se arrodilló y como si fuera un perrito me los empezó a lamial. Me tuve que sentar de gusto que me daba lo que me estaba haciendo.
No sé porqué, sin querer su mano subió muy rápido a mi coño y lo paré de golpe . El me miro y le dije eso no,
dijo - Tu pones los límites aquí-. Le gustó que le parará y siguió con mis pies hasta que ya le dije basta, porque me tenía que ir . He de confesar que me fui toda mojada de allí, fue inolvidable como me comió los pies, aunque tuve la suerte de repetir muchas veces esa situación con él.
Fernando empezó a enviarme fotos de escenas que quería hacer conmigo . El me veía como una diosa y el mi sumiso . Yo empecé a creer en ello y a creerme su ideas .
Un día me envió fotos de rompa interior que quería comprarme, me decía que tenía que elegir que ama quería ser y mi vestimenta sería mi identidad .
Yo le dije que no me enviara más fotos porque quería ser yo misma en mi elección . Me paso la página de internet donde podría elegir mi vestimenta y hizo algo que no esperaba de él... me dio su tarjeta de crédito . Yo me negué a ello pero como sumiso que era me dijo que ponía su vidas en mis manos y tenía plena confianza en mí .
La verdad que era una persona única en todos los sentidos, me fue explicado cómo quería jugar conmigo y lo que quería de mi . Yo poco a poco fue adentrándome su mundo y me fui creciendo con él . Ya le empecé a dar ideas de situaciones que quería vivir, cuando fuera a su casa . Quería saber lo que me gustaba y lo que no . Yo también le preguntaba a él y siempre me contestaba que eso no importaba tanto, su complacencia era verme disfruta a mi y hacer todo lo que yo quisiera.
Desde prepararme un baño perfumado y el se encargaba de todo desde desvestirme a secarme . Yo solo tenía que disfrutar del baño. Yo lo notaba como se excitaba y su miembro casi se le salía del pantalón, como él quería llegar a más y se centraba en lo que estaba haciendo porque si se pasaba un poco yo me enfadaba y sé que aveces le gustaba que lo hiciera y lo mirará mal . Se tenía que ir un rato, según él porque se corría solo y no quería que yo lo viera.
Otro capricho mío fue un día que le obligue a limpiar desnudo la casa . Me senté en el sillón con un lubricante de sabor chocolate y me lo puse por varios sitios de mi cuerpo, desde que descubrí que me encantaba que me lamial y me chupen era uno de mis vicios con El . El se ponía como una moto y en especial ese día que le deje chupar mi ombligo, no tardo mucho en marcharse a masturbarse porque se le salían las gotas del líquido preseminal.
Le gustaba servirme en la mesa como si fuera un criado, yo cuando entraba a su casa me ponía ropa muy provocadora y intentaba provocarlo con mis escote pero él tenía que fingir que no veía nada y yo que era una dama.
Poco a poco íbamos avanzado, Yo siendo más caprichosa y él dándome todo lo que yo quería. Nos reíamos mucho juntos . Con el tiempo también nos besábamos, sabía besar muy bien . Mi cuerpo nunca había sido besado tanto.
Un día estando con uno de nuestros juegos . Ya habíamos llegado hasta la confianza de amarrarlo en la cruz, el con un antifaz y yo con una fusta que le encantaba que le castigará por no haberme hecho un capricho, se olvidó de tener mi bombón favorito y eso me enfado muchísimo que lo amarre y le di unos buenos azotes hasta que me suplicó que lo liberará porque se corría y no podía parar, yo seguí con lo mío, él sentía unos orgasmo tan profundo por esa situación que no paraba de gemir cuando ya se iba a correr me la puse en la boca y se corrió con un gritó que lo tuvieron que oír todos los vecinos.
Llevábamos tiempo conociéndonos y me tenía muy encaprichada. Yo no sé quién sufría más, él o yo.
Me encantaba verlo como se le iba endureciendo su miembro cada vez que me tocaba, de mi parte mi vagina babeaba como una niña chica, me ponía a mil y cada vez que salía corriendo para no ir más allá conmigo tenía unos orgasmo brutales por su culpa, le gustaba llevarme al límite, que al mismo tiempo era el suyo propio .
Cuando llegó mi oportunidad me vestí de la forma más morbosa que se me pasó por mi mente para él para cuando me pudiera ver se le volviera a levantar al momento y me lo hiciera como un lobo enfurecido excitado. Quería ser su perra y él tenía una polla tan deseable que no podía dejar de pensar en ella.
Con el tiempo yo lo adoraba y nos convertimos en pareja .
El era lo que yo andaba buscando y yo me convertí en lo que él quería .
gricelia | 28/12/2017 20:24
Gracias por leerme... Es buscar los límites y abrir la mente a situaciones diferentes. Un beso