Hace unos años mi empresa decidió enviarme un año a Palma. Reservé un apartamento a partir del 1 de septiembre y mi casero me dijo que podría entrar el 31 de agosto, viernes. Avise a Alejandra, una amiga que vivía en Palma y quedó en recogerme en el aeropuerto. Llegué y Alejandra me recogió, fuimos al apartamento y resulta que los inquilinos no se habían ido, no podía cogerlo hasta el día siguiente. Le dije a Alejandra que iba a buscar un hotel y ella me invitó a quedarme esa noche en su casa. Fuimos a su casa. Alejandra vivía en el centro, en un bonito apartamento que compartía con su amiga Julia. Ella era la jefa de relaciones públicas de una famosa cadena hotelera y Julia animadora de uno de los hoteles.
Además de tener donde dormir esa noche Alejandra me invitó a una fiesta donde me presentó a Julia. Mi amiga tenía unos estupendos 43 años y su amiga Julia alguno menos pero incluso más estupendos que los de mi amiga. Cenamos, bebimos, bailamos, lo pasamos estupendamente los tres, con besos de tornillo y toqueteos, ellas dos claro, luego nos fuimos a su casa...
Al llegar yo me fui a dormir a una habitación y ellas, como siempre, a la suya, donde había una cama enorme. Al ratito de acostarnos las oí gemir y chillar, con chilidos contenidos para no molestar a los vecinos. Yo ya me estaba poniendo fatal cuando apareció Alejandra en mi habitación y me preguntó si me apetecía estar con ellas, me levante, me cogió de la mano y me llevó a su cuarto. Me dijo que les apetecía que las mirase, y eso hice durante todo el tiempo que se estuvieron besando, tocando, chupando, que fue mucho. Yo disfruté como nunca, hasta que Julia se quedó dormida en los brazos de Alejandra tras tres orgasmos y otros dos de Alejandra. Finalmente le dí las buenas noches y me acosté junto a ellas. Dormimos hasta más del mediodía del sábado. Al despertar, las dos decidieron incluirme en su fiesta, fue maravilloso. Mi casero me estuvo esperando para darme las llaves hasta el domingo por la tarde, ya yo no tenía prisa. Cada vez que podíamos nos veíamos los tres, nunca hubo cuernos ni celos. Un día me llego un email con mi traslado a Tenerife. Alguna vez vinieron a visitarme, les encanta Playa de la Arena.