Si no fuera por la acumulación de estas jornadas en los últimos tiempos, tan solo con ampliar el tiempo de un sueño reparador hubiese sido suficiente, pero esa acumulación había acabado por instalarse en cada uno de mis músculos.
Comenzaba a ser familiar la sensación del cuerpo que se dejaba llevar tras cruzar el umbral de la puerta de la oficina hacia la calle, que las fuerzas que restan para terminar el día, apenas llegan para recorrer el camino a casa, la mente se contagia de ese estado físico general y solo procesa que esta rutina durará en el tiempo y tan solo activa el mecanismo para sobrevivir a ella.
Sentada en los últimos asientos del transporte público que le traslada a casa, se abandona sumida en esa última reserva de fuerzas, la cabeza apoyada contra el cristal, la mirada perdida hacia el tumulto de gente que vaga por las calles como robots de su mismo ejército.
De pronto repara en un folleto sobre el respaldo del asiento inmediatamente superior, sus manos lo cogen en un intento de recortar la sensación de tiempo hasta su parada. Un recital de ofertas, coloridos y excelencias sobre todo tipo de artículos que ya forman parte de lo cotidiano, las hojas pasan intrascendentes una tras otra, hasta que de repente un recuadro se vuelve intruso de esa rutina y llama su atención, unas letras grandes que hacen que sienta la impresión que se dirigen directamente a ella, que se han plasmado en ese folleto para hablarle, un espejo que refleja su momento actual en su vida.
El anuncio relata todas sus sensaciones corporales y mentales con una precisión milimétrica, ofreciendo a continuación una fórmula magistral para sacudirse de un golpe todas ellas y saltar a un estado absolutamente opuesto y saludable, no para de resonar en su cabeza “Disfrute de la terapia de los 5 continentes“ acompañado de un número de teléfono de reserva de cita.
Otro nuevo día saliendo de la oficina, pero la dureza de la jornada esta vez se siente aliviada en su subconsciente gracias a la próxima cita que le espera, apenas a dos calles de distancia, esperanzada camina decidida a su destino.
Tras la puerta aparece una amable señorita que le invita a pasar, se respira un ambiente relajado, la decoración con su gama de colores hace que los pulmones se ensanchen y la respiración se pause, los muebles, los cuadros, la música ambiental… todo parece formar un conjunto perfectamente organizado para combatir hasta el más rebelde de los estados emocionales.
Caminando tras la cordial enfermera, perfectamente mimetizada en ese agradable ambiente, sus ojos exploraran cada detalle hasta que sin darse apenas cuenta llegan a una espaciosa sala. Observa un pequeño mueble que contiene infinidad de ungüentos, frascos con contenido para ella desconocidos y un abanico de aparatos que apenas es capaz de identificar, en otro apartado de la habitación identifica un biombo de tela que le impide descubrir lo que hay tras él y por último una confortable camilla en el extremo más alejado de la estancia.
Escucha atentamente las indicaciones de su enfermera que le indica que detrás del biombo encontrará una estancia perfectamente equipada para que deposite todas sus prendas, cuando haya terminado debe tumbarse sobre la camilla, totalmente desnuda y ella aparecerá cubriéndola con una gran toalla de un tacto intensamente agradable, que hace que la piel desee sentirse abrazada por ese tejido.
Una intencionada música para el momento y un penetrante a la vez que embriagador aroma hacen que su cuerpo empiece a sentir que se despega de la mullida camilla y comience a levitar, las palabras de la enfermera informándole que el doctor estará inmediatamente con ella, se mezclan con la sensación de una tibia toalla que deposita sobre sus ojos, una agradable temperatura que relaja sus parpados y sus sienes y le priva del sentido de la vista.
Tranquila, relajada, envuelta en una nube de paz, cuando un cambio de música además de un leve incremento en el volumen, siente como la gran toalla que le cubre se desliza por su piel, haciéndola sentir su plena desnudez que le anuncia:
PRIMER CONTINENTE-EUROPA
Solo siente su cuerpo, sus emociones, su relajación y sin capacidad de medir el tiempo, nota como sus labios empiezan a recibir un agradable néctar, un líquido apenas viscoso con un sabor tremendamente familiar, sin mover un musculo intenta apresar cada gota entre sus labios, siendo imposible impedir que algunas de ellas resbalan por la comisura, por su barbilla caminando hacia su cuello, mientras recibe con un inmenso agrado interior el reconocimiento de ese sabor a fresa y casi puede adivinar esa fruta estrujándose entre las manos del doctor. Disfrutando el intenso momento, otro sincronizado cambio de la música le anuncia:
SEGUNDO CONTINENTE-OCEANIA
Totalmente inconsciente de la medida del tiempo, su piel se eriza al sentir sobre su pezón izquierdo como una fría, casi helada, gota de agua lo golpea, casi sin tiempo de saborear esa sensación sobre el pezón derecho se estrella una nueva gota, sin capacidad de descubrir la sincronización de los movimientos, cada gota golpeando sobre sus pezones totalmente al azar, le sorprende. Cada una de esas gotas es un momento de placer que recorre cada poro de su piel. Exprimiendo con la máxima concentración la agradable sensación, siente los fríos dedos del doctor rozando sus pechos, bordeando las aureolas de ambos pezones, mientras sus oídos reciben un nuevo cambio de sinfonía que anuncia el preludio de:
TERCER CONTINENTE-AFRICA
Poco a poco la piel va recuperando la normalidad, la temperatura en todo su cuerpo se va adaptando con el ambiente en una increíble sensación de bienestar, y de pronto como si de una montaña rusa se tratara, un nuevo vuelco estremece todo su cuerpo, una finísima lluvia de arena, previamente calentada, hasta un calor intenso pero resistible, se va almacenando desde el ombligo extendiéndose y cubriendo lentamente el vientre, primero el ligero cosquilleo que produce esa lluvia chocando sobre la piel desnuda, segundo ese calor que abraza el cuerpo y por último la presión sobre los músculos del vientre, son tres sensaciones perfectamente sincronizadas y maravillosas.
Tras un incontrolable paso del tiempo, su mano roza mi piel despojándome de la arena, mi cabeza intenta separar la caricia de la arena abandonando mi piel y la caricia de la piel de su mano contra la mía, imposible, ambas se juntan y me transportan cada vez más al deseo, cada poro de mi piel se encuentra en otra dimensión.
CUARTO CONTINENTE-ASIA
He perdido la noción del tiempo y del espacio, solo soy capaz de percibir un aroma a sándalo humeante que me traslada a las profundidades del lejano Oriente, poco a poco el ambiente se mezcla con otros aromas provenientes de aceites y ungüentos a cada cual más exótico, unas manos suaves de tacto aterciopelado se posan en mis hombros y resbalan guiadas de la viscosidad de los aceites, ascienden por mi cuello relajando cada uno de sus músculos, descienden nuevamente por los hombros, los brazos y acarician cada uno de los dedos de mis manos.
No hay prisas, el tiempo se detiene y cada poro de mi piel es acariciado por esa deliciosa combinación de sus manos y los bálsamos, me estremezco sintiendo como ascienden lentamente por el interior de mis muslos y la piel se vuelve aún más sedosa, solo los pulgares rozan casi imperceptiblemente mi sexo cuando esas manos se desvían hacia las caderas, mientras el límite de mi deseo alcanza su punto más intenso a la vez que la música se detiene y me envuelve un estruendoso silencio
QUINTO CONTINENTE-AMERICA
La camilla donde reposa mi cuerpo desnudo se ha transformado en una mullida y agradable nube, vaporosa, envolvente, un tacto de seda suave y muy cálida, todo mi cuerpo acompañado de mi mente flota, levita envuelto en placer.
Ya no me sorprenden ni los aromas, ni las texturas, ni las temperaturas así que reconozco inmediatamente como mi olfato se inunda con un más que agradable olor tropical, fresco, intenso, muy aromático.
Sobre mí, siento una textura cremosa, tremendamente acogedora y con una temperatura perfectamente sincronizada con mi piel, que cae en forma de un finísimo hilo y golpea directamente sobre mi clítoris, para después descender y recorrer la abertura de mis labios vaginales. Todos mis sentidos funcionan a la vez y componen una melodía digna de la mejor orquesta posible que explota con una oda final en forma de un intenso y duradero orgasmo, que sacude y convulsiona mi cuerpo trasladándolo hacia el mayor de los éxtasis.
Vuelve a sonar una sosegada y tenue melodía, a la vez que siento nuevamente esa gran toalla de tacto agradable abrazando mi piel …
¡¡¡ Preparada para otro día duro en la oficina !!!