La lavandería

Tarde de sábado desapacible para ser verano. Estaba solo en la lavandería haciendo la colada de la ropa de hogar. Ojeando esta página y mirando fotos de chicas y parejas.
De pronto entró una mujer que hizo que cerrara el móvil para que no viera lo que estaba guarreando.
Ella abrió su bolso y empezó a sacar sábanas para meterlas en una de las lavadoras. Me miró y me sonrió pero no me dijo nada. Siguió sacando su ropa y yo volví a bajar la mirada hacia mi teléfono.
De pronto se oyó como un objeto caía al suelo, y el instinto me hizo levantar la mirada. Vaya se le había quedado un dildo entre las sábanas. Ella se percató y supo que yo ya lo había visto. No pudo disimularlo.

De pronto me dice...
oye no pienses lo que no es.
Yo respondí. Y que es lo que no debería pensar según tú?
Y así empezamos a hablar.
Me contó que no era suyo y que la bolsa de ropa estaba ya cerrada y ella se encargaba de recogerla, lavarla y limpia la llevaba al piso de alquiler vacacional que gestionaba.
Yo le respondí que eso mismo había pensado yo y en ese momento al unísono soltamos unas carcajadas que llevaron a distender aún más el ambiente.
Yo todo caballeroso le ofrecí un café de la máquina de la lavandería y ella me espetó...

Quieres que me vaya de varetas? Evidentemente que no, le respondí.
Ella entonces me dijo que en el apartamento tenía café y que iba a hacerlo que si quería ir con ella.
Yo accedí.
Acabamos en la lavandería y me dispuse a acompañarla. Y ya en el piso me confesó que el dildo si era de ella y que lo que quería ahora era una polla de verdad.
Jugosa y que se fuera enpalmando mientras chupaba y ensalivaba con pasión de una leona en celo.
Tiró el vestido blanco de Olaya que llevaba al suelo y se quedó en braguitas, se agachó y me bajo mi bermudas y sacó con agilidad mi polla que enseguida respondió poniéndose dura y preparándose para el placer. Tragó chupeteo y jugó con ella y yo mientras entraba en trance, tanto que no me di cuenta de que me había puesto el preservativo y sin quitarse la braguita se la metió en el culo. Bailaba y movía sus caderas como una salsera dominicana. Gemía, gritaba y a mí me tenía aprisionado y feliz en sus juegos.
Me corri y lo notó. Se la sacó, le quito el condon y volvió a metérsela en la boca. Yo moría del placer. Tirado en la cama me metió un dedo en mi ano, y mi próstata reaccionó de inmediato. Me volví a empalmar.

Siguió jugando con su boca y su dedo. Y me dijo

Cabron tengo hambre dame leche. Y de pronto aquella diosa hizo que me corriera de nuevo, cinco minuto después de haberme corrido en su culo.
Yo exhausto y ella satisfecha se masturbo encima de mí y me hizo el mejor squirt de mi vida...
Bendita caída del dildo en la lavandería