Quiero contarles lo que me paso cuando un día recibo un correo de un Sr. del puerto de La Cruz para proponerme el regalo que quería para su mujer y si yo lo podía hacer.
El regalo que quería para su esposa por sus 40 cumpleaños, una mujer súper educada de 1, 70 mts. de estatura, bonito cuerpo de unos 65 Kg, buenos pechos muy bien parados.
Según el marido la idea surgió de un día que vieron una peli de masaje y noto que eso a ella la puso muy cachonda, a partir de allí comenzó a buscar la manera y vio mi anuncio que la idea de un masajista maduro la pondría a mí,
bueno con todos los datos aportado por su marido que necesitaba me dispuse a hacerle el regalo de su vida,
luego de haber acordado las condiciones y las limitaciones que tendría estipulamos fecha y hora del mismo.
Llegado el día del cumpleaños fui a su casa, toque y me salió su marido, pase una vez allí le comente que venía porque tenía que dar un masaje a una cumpleañera, ella se quedo cortada, pero él supo arreglar la cosa y pasamos al masaje, se fue al servicio se saco la ropa y se envolvió en una toalla que desde atrás dejaba ver el final de sus hermosas nalgas y bonito cuerpo, posteriormente la hice recostar boca abajo en la cama con mucho profesionalismo luego de haberla embadurnado de aceites aromáticos y afrodisíacos comencé el masaje, primero le sacó los clásicos nudos del cuello y la espalda mientras le hablaba diciéndole que se relajara que se dejara llevar por los movimientos de mis manos acto seguido fue bajando por su espalda hasta llegar a su nalgas, trabaje en esa parte durante varios minutos y comencé a notar a la mujer comenzaba a respirar entrecortado, como si esas manos extrañas la estuvieran excitando y acto seguido se corrió, seguidamente baje a sus pies, sus gemelos y poco a poco comencé nuevamente a subir hasta sus muslos, fue ahí que comencé y le di un masaje excepcional a sus nalgas y a la parte interior de sus muslos yo veía que en cada pasada con sus dedos rozaba la vagina, ella nuevamente ya estaba excitada, levantaba la cola perceptiblemente y su respiración era entrecortada y profunda, además se le veía en su cara de gozo, le di la vuelta y volví a empaparla en aceites, para continuar con la sesión de masajes en sus brazos, pechos, vientre, piernas, al tiempo que le decía con voz suave, que lo mejor estaba por venir que si estaba preparada y relajada, a lo que respondió con la cabeza sin abrir los ojos y sin hablar que si, comencé a manosearla mas que a masajearla, y yo veía como la mujer se retorcía de la calentura, sus pezones estaban como piedras, su concha toda mojada, el marido con una bata se acerco a ella y comenzó a chuparle las tetas y yo a meterle la sus dedos en la coño súper encharcado y ella jadeaba y se abría de piernas, se retorcía y buscaba con su mano izquierda el bulto del marido, el marido luego de varios minutos de chuparle los pechos y con mi masaje comenzó con otro orgasmo, el saco un polla se le acerco a su cara, en ese momento estaba durísima (tanto como la mía), y se la acercó a la boca y sin pensarlo se la metió hasta lo mas profundo y la chupó con un frenesí sin igual, de repente se la saco de su boca y ya muy caliente le pidió al marido que se la pusiera, entonces él fue hasta la otra punta de la cama, le levanto las piernas y comenzó a penetrarla despacio, como haciéndola desear, ella ya totalmente desquiciada por la calentura se retorcía como esperando una embestida brutal, comenzó a bombear de una manera que a la mujer la enloquecía gritaba, se pellizcaba los pezones y tuvo dos o tres orgasmos increíbles y se quedo muerta y yo con un calentón de miedo. El marido le pregunta que tal todo y ella responde, jamás me he puesto así, hay que repetirlo amor y no podemos dejar a este chico así, seria de abusadores, me mando a bajar el pantalón y comenzó a chupar como una loca por lo que ya caliente que estaba no pude aguantar mucho y acabe con unos chorros impresionantes de leche en sus pechos y algo le llego a su boca. Se limpió y se quedo tendida y jadeante en la cama con uno por cada lado, ella después de unos minutos comenzó a reírse, me dijo que le había encantado el regalo, y me pregunto si a mí me había gustado, le respondí que si y le pidió a su marido que en el próximo regalo estuviera yo también y que no pasara mucho tiempo.