Viví un tiempo frente a un popular hotel de Las Palmas. Desde mi ventana podía ver claramente lo que ocurría dentro de algunas habitaciones. Y lo que pude ver podría dar para un par de buenos relatos.
Una mañana estaba asomado a la ventana tomando café y fumando cuando veo que, en una de las habitaciones, una pareja joven, de unos veintitantos, llegaba de la calle y se disponían a dormir la siesta o algo parecido. Ella se quedó en ropa interior sin la parte de arriba y él en calzoncillos. Ella tenía unos pechos muy bonitos, y él no tenía apenas vello en el cuerpo y tenía una ligera barriguila, cosa que me encantó. Se besaron y abrazaron. Yo ya los tenía "acechados" de otras ocasiones (llevaban varios días hospedados).
La situación se iba calentando: él la besaba en el cuello y le acariciaba el culo a través de sus braguitas. El chico metió la mano aún más y comenzó a acariciarle el sexo desde detrás entre sus muslos.Ella dobló la cabeza hacia atrás y él bajó hasta sus pechos y comenzó a lamerlos mientras le bajaba lo que le quedaba de ropa. Continuó un poco más aún y, de rodillas, comenzó a lamerle el sexo, completamente depilado, mientras ella, agarrándole la cabeza, le pasó una pierna sobre los hombros.
Desde mi posición no podía ver el slip del chico, pero imaginé una mancha cada vez mayor de humedad coronando una bonita erección. Cuando él se puso de pie, en efecto, podía apreciarse un buen bulto oculto por la ropa. Como si leyeran mis pensamientos, ella bajó despacio el calzoncillo de su pareja liberando así su polla grande y dura y comenzó a lamerla con mimo hasta que, llegados a un punto, se la metió a la boca con determinanción mientras con sus manos le acariciaba los huevos y le pellizcaba un pezón. Cuando ella metió dos de sus dedos en la boca de él para empaparlos con saliva él se separó las nalgas para que ella jugara con ellos en su ojete.
Ella se incorporó y él, después de jugar con sus dedos en el sexo de la chica, le hundió lentamente la polla y comenzó a empujar. Primero muy despacio y, luego, cada vez más rápidamente. Ella apoyó su frente en el hombro de él mientras agarraba con las dos manos las nalgas del chico para dirigir el ritmo. Apenas un minuto más tarde el chico comenzó a sacudirse como resultado del orgasmo, sacó una polla carmesí y aún dura, tumbó a la chica en la camay metió su cara entre sus piernas. Ella, la espalda enarcada y tensa y las piernas bien separadas, comenzó, al poco tiempo también, a sacudirse y temblar.
Cuando ella paró, él se tumbó junto a ella y le acarició todo el cuerpo delicadamente deteniéndose en sus pechos, sus muslos y su sexo. En ese momento, él levantó la cabeza, miró a mi ventana, se llevantó de la cama, me saludó con la mano y se marchó a la ducha. Yo hubiera correspondido el saludo, pero en ese momento la chica se levantó y cerró la cortina. No sin antes guiñarme el ojo y sonreir.