De todos es sabido que los hospitales son lugares donde el personal pasa mucho tiempo. Esta historia empezó justo cuando me incorporaba como médico residente. Las guardias al principio me quitaban el sueño, el ímpetu y las ganas de aprender me hacían perderme lo verdaderamente interesante. Estaba tan metido en lo mío, en aprender, en convertirme en un buen médico especialista que las primeras guardias me perdí todo lo que se cocía intramuros. No fue hasta después del hospital de campaña en unos carnavales cuando la afluencia de pacientes bajó de forma considerable y ya más relajado empecé a observar cosas que no me parecían muy normales. Una de esas noches tranquilas el segundo turno nos dispusimos a cenar. Era una mesa grande, normalmente estaba con papeles, historias médicas, recetas, informes de alta, ingresos... En aquella ocasión había fiambreras tupers y botellas de refresco 🥤 y agua.
Yo me senté frente a Yaiza, una enfermera joven, pelirroja, con una muy buena delantera. Normalmente era muy seria pero esa noche estaba especialmente risueña. Yaiza nunca había formado equipo conmigo, pero después de la cena al reincorporarnos nos tocaría por primera vez juntos. Me desnudó varias veces con la mirada. Se desabrochó un botón de la blusa y dejó entrever ese voluptuoso busto que la naturaleza le dio. Recogimos la mesa, y cuando me levanto, ella se incorpora a mi lado y mordiéndose el labio inferior me miro de nuevo de una manera lasciva.
Fuimos al box que nos correspondía y nos sentamos juntos frente al ordenador. Preparamos todo para cuando llegara un paciente. La noche estaba demasiado tranquila y Yaiza me hablaba de todo un poco. Yo más callado de lo normal me limitaba a escucharla, su voz me llevaba a las mil y una noches, mientras la escuchaba yo imaginaba a Yaiza bailando y moviendo la cintura como una bailarina del vientre. Fue entonces cuando ella se dio cuenta de que estaba absorto y me sorprendió diciéndome... Doctor ya está imaginando? No imagine, hagámoslo realidad. Y fue entonces cuando pone su trasero en mi regazo y me dice al oído mientras me roza con sus carnosos labios mi oreja... osculteme, estoy con un problema en mis bajos, la braquiterapia se le está subiendo y poniendo a tono, deme el tratamiento. Yo le dije que era difícil allí, que estábamos expuestos a que llegara algún paciente y que tendríamos que dejar todo a medias..., Continuará