Nos conocemos ?

Nos conocemos ?

Por meses habíamos postergado el inevitable encuentro, pero finalmente el día había llegado. Nos encontrábamos en esa enorme habitación frente a frente. El lugar tenía un aspecto sobrio, minimalista, y tranquilo; a lo lejos sólo se escuchaba el ruido de los insectos nocturnos, había una pequeña chimenea, una gran cama, y en la terraza un jacuzzi.

Nunca nos habíamos besado, y jamás habíamos estado tan solos en un lugar como aquel día. Ella con su elocuente manera de expresarse, su prolija forma de vestir, y una encantadora sonrisa, sin titubeos me invitó a sentarme en la cama, justo a su lado. Sin duda accedí a su petición, tenerla tan cerca era una sensación que describiría como alucinante; su energía, su perfume, el aroma de su cuerpo, todo en ella era un espectáculo. En realidad, me trastornaba, hacía brotar de mi ser los más bajos instintos, deseaba ser suyo, sentir su piel en cada centímetro de mi cuerpo, quería tocarla, besarla, acariciarla, comérmela.

Ya a su lado, mi cuerpo comenzó a relajarse, mientras ella cuidadosamente frotaba su mano en mi mejilla y se acercaba lentamente; en un parpadeo sentí sus suaves labios tocando los míos, no me pude contener, la besé con tantas ganas, con tanta pasión que incluso si sólo eso hubiera obtenido habría valido la pena; sus besos eran carnales, lujuriosos, quería que me follara justo ahí. Poco a poco comence a besarle el cuello, y entre pequeños mordiscos su cuerpo se estremecía, mis manos recorrieron sus senos y su cintura, como antesala para deshacerse de la blusa... Dos erguidos pezones reposaban bajó un bralet vino tinto de encaje, los contemplo por un rato, y con su mirada clavada en mi me despojó de la ropa interior, para dejar al descubierto mi pene, que respondio de inmediato a su toque, a sus caricias. Lo apretó, besó, lamió y chupó.

El nivel de placer que hasta ese momento sentía era indescriptible, mi piel era un lienzo para sus caricias y ella mi objeto de placer. Con mucha sutileza bese desde sus senos hasta el ombligo, marcando el camino directo a la gloria, mi lengua insaciable se movía en círculos sobre su clítoris que sobresalía, cada húmedo toque era un detonante para mis sentidos. Cuando sentí que no podía más decidí que era mi momento, le pedí que sentará y ante ssus ojos se exhibi una provocativa erección, su boca se hizo agua, humedecí sus labios con mi lengua y sin más le metí mi dura polla en ella, la chupo de todas las formas posibles, lamió de arriba abajo, paso su lengua una y otra vez por mi glande, ella sentía necesidad de mi sexo, tenerlo en su boca era un manjar. Mientras le agarraba del cabello y la hundía más en mi, ella alcanzo a percibir los movimientos que hacía con la cadera para atragantarla con mi verga caliente.

Después de un rato ella decidió que era momento de dejar los preámbulos, había llegado la hora de follarnos, la puse en cuatro, la penetre lentamente, y en medio de su humedad se deslizó fácilmente, con sus manos agarró fuertemente la almohada y en ese momento el animal hambriento de placer que yacía dentro de mi salió para cogerla como una bestia, mi pelvis golpeaba con dureza sus nalgas, cada estocada era más salvaje que la anterior, mis gemidos hacían eco en ese gran espacio, su respiración no parecía de este planeta, con una mano envolví su cabello y lo agarre fuertemente, metí los dedos de mi mano en su boca para que los lamiera y humedeciera... Deslizo sobre su culo el dedo índice, lo introdujo y cuando se aseguró de qué estaba lista, me hizo que la nalgueara bruscamente, abrió sus nalgas y metí toda la polla en ella, con la misma aspereza seguí follando su culo, que dolor tan placentero decís sentir en ese momento, ella no quería que acabara, y yo no quería acabar pero yo esperaba con ansias vertír toda mi leche dentro de ella. Minutos después y en medio de gemidos, rasguños, gritos y nalgadas sentí un frenesí en todo mi cuerpo, algo en mi estaba a punto de reventar y en ese momento con un ¡Dame más duro! Me corrí; ella al percatarse de la situación, aceleró sus movimientos.

Terminamos tendidos en la cama, mirando al techo, con una imborrable sonrisa en el rostro de ambos. Me había quemado en el fuego de esta mujer

Publicado por: leyu
Publicado: 01/11/2019 09:33
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