Una noche pasándola fuera de casa, encontré por la aplicación a un chico peninsular quien quería realizar unos juegos eróticos. En mi intriga por saber de que se trataba seguí hablando con él para poder realizar esa fantasía.
Habíamos quedado en su apartamento, me dijo que si me gustaban los masajes, le dije que por su puesto, ¿y en la polla? me preguntó, Sin dudarlo le dije que me encantaría por que nunca me lo habían hecho y que posiblemente disfrutaría bastante.
Al rato llegué donde me citó y allí estaba el un tío moreno, de 1, 70 vestido con ropa de deporte un chándal negro muy ajustado, tenia unas buenas piernas. Tras saludarnos y hablar un poco de sus vacaciones por la isla, me dijo de ponerme cómodo y me quité la camisa y los pantalones, me quede en gayumbos.
De repente veo que también se quita el chándal y se queda con unos suspensorios de color blanco, se le apreciaba muy bien su polla gorda.
Se fue a buscar la crema, unos lubricantes y de una bolsa de tela donde saca unos guantes de látex de color negro. Se los iba poniendo como si de una operación se tratase, su cara morbosa reflejaba las ganas de hacerme disfrutar y mucho.
Tumbado en la cama, se puso a mi lado y comenzó por la espalda suavemente desde las nalgas hasta llegar al cuello, después de veinte minutos siguió masajeando por mis muslos, además de estar bastante relajado, estaba excitado.
Al terminar con las piernas, me dijo de girarme. Esta muy cachondo y empezó con mi tranca, se había echado crema de masaje y me la estuvo sobando de todas las formas, jugaba con los huevos y seguía con la polla. Me iba saliendo algo de líquido preseminal que iba mezclándolo con la crema.
Era una sensación muy excitante que parecía que iba a explotar de leche por todos lados. Se tumbó a mi lado, y se quitó uno de sus guantes para dármelo, Al ponérmelo lo unté con crema y a la vez que iba masajeándomela se la masajeaba a el, estábamos muy cachondos, nos íbamos pajeando muy suave y lentamente.
Mientras nos morreábamos muy agusto los dos disfrutando de unos buenos pajotes. Decidimos de corrernos tras haber parado en algunos momentos, para estar más excitados.
Completamente desnudos nos acercamos y nos echamos encima de cada uno nuestra leche salía bastante, espesa y caliente.
Acabamos desplomados en la cama, relajados y agusto. Al pasar un rato descansando juntos y abrazados, nos limpiamos con pañuelos húmedos y frescos, y nos despedidos.
Un placer que me encantaría volver a repetir. No será lo mismo quizás, pero descubrí que con algo tan sencillo como unos guantes de latex y crema de masajes puedes realizar una fantasía sexual muy excitante.
Espero les haya gustado mi relato y espero volver a repetirlo pronto, ¿te animas?
chicharron | 29/01/2020 20:48
Gracias discr-tfe, tenía ganas de ir contando nuevamente algunas experiencias morbosas durante este tiempo. Saludos!!