Me levante cachondo perdido hace un par de sabados y quería follar si o si, me decidí a poner un anuncio en una página de contactos por ver qué pasaba, transcurría la mañana y nada de nada, ya después de almorzar entra un correo y lo miro, va una desilusión, era un tío, un jovencito de veinte años que aunque reconocía que yo buscaba mujeres el se ofrecía a darme placer de una manera sumisa. Debe ser que las ganas me nublaron la mente y quede con él. Como ese día no disponía de coche me arriesgue a ir a un sitio que suelo llevar tías cuando estoy en la misma situación, pero solía ir de noche, en ese momento era de día y podía aparecer alguien, pero arriesgue, era sábado y en aquellas fincas no habría nadie. Recogí al muchachito en el punto de encuentro acordado, sin mediar palabra y en el más absoluto silencio recorrimos el espacio hasta donde crei era el mejor sitio. Nos bajamos del coche sin mediar palabra, era no solo jovencito, sino delgadito, pelo largo. Sobre la marcha y sin mediar palabra me saque la polla y el se saco la mascarilla y se agacho y empezó a darme una mamada increíble. Me chupaba la polla y los huevos con dedicación y sin rechistar mientras yo me concentraba en el placer y ver el paisaje, lo agarre del pelo y apreté su cabeza contra mi polla y el trago sin problemas alguno, le folle la boca a gusto. Cuando sentí que la tenia dura le dije que parara tire de sus hombros para incorporarlo y el muy sumisamente se levanto y entendiendo el siguiente paso se bajo los pantalones y me ofreció su ojete esperando recibir mi polla. Se apoyo en la parte de detrás de mi coche y se separo las nalgas ofreciéndose todo para mí. Acelerado como estaba no lo dude, le abrí bien el culo y le metí la polla, lo agarre por la cintura y empecé a dar caña, ahí sí que no pudo evitar gemir y más aun cuando acelere el ritmo de la embestida, gemía como un loco, y el temor de que alguien nos oyera si me paso por la cabeza, pero no podía parar, cuanto más gemía más ganas tenia de no parar, pero en un momento determinado sentí como me subía un calor tremendo y entendí que me iba a correr, y así paso, me corrí placenteramente largue leche en cantidad, luego me saque el preservativo y le unte el semen por sus nalgas. Nos limpiamos y le hice un gesto de subir al coche. Le pregunte si lo dejaba donde lo había recogido y me dijo que si. En silencio volvimos por donde habíamos ido al placer, se bajo del coche sin decir palabra y yo me fui para casa tranquilito y relajado. No se si nos volveremos a ver, pero si otro día me levanto tan cachondo como aquel día y no obtengo respuesta favorable de alguna mujer, igual hasta me lo pienso repetir