Oficina caliente

Habíamos hablado de cómo tener sexo rápido y furtivo en su despacho, daba el morbo de poder ser pillados por alguien. Pero elegimos un día de aquellos en los que entre vacaciones y otras cuestiones no podríamos ser pillados in fraganti. Era el día y yo caminaba por la calle aledaña a la espera de la señal. Se pasaba un rato y empezaba a impacientarme por si se había arrepentido o ocurría algo que daría al traste con los planes, pues me notaba bastante cachondo y quería follarmela.  Éramos amigos y ambos casados, pero aquella situación pactada, nos tenía superados y era casi una obsesión. Pero no llegaba el wasap dichoso. Pensé presentarme por sorpresa y empezar con lo acordado, y en el momento que más me debatía en lo que hacer, sonó el móvil y allí estaba “SUBE”. No lo dude y me dirigí con rapidez a la entrada al edificio, pase el control de seguridad con la habitual  cordialidad al miembro de la seguridad y una vez llamado el ascensor me pareció una eternidad lo que tardó en llegar. Cuando se abrió la puerta del ascensor, al frente estaba su despacho con la puerta abierta. Cruce con paso firme y el animo excitado, al entrar estaba seria y pregunte si cerraba la puerta del despacho a lo que me contesto con un seco “SI”. Al volverme después de cerrar la puerta su rostro había cambiado, sonreía como siempre y si levanto de detrás de su mesa.
Me abrazó por el cuello y me besó con pasión, cosa que consiguió terminar de excitarme si eso era posible. Mientras nos magreabamos, agarro mi polla con suavidad, mientras me susurraba al oído, “Te voy a a comer”, se agacho mientras me desabrochaba el pantalón y sacaba al aire mi polla que no aguantaba más el encierro de la ropa.  Se la introdujo en la boca y me la chupo lentamente como conectándome con todos mis células sensibles. Luego se levanto y me dijo “ te toca” mientras se bajaba las bragas por debajo de su falta. Con la voluntad de ver como disfrutaba me dedique a comerle el coño como me había solicitado que lo hiciera, y seguí mientras lo hacía según sus instrucciones. Empezó a acelerar sus reparación y sentí como se revolucionaba todo su cuerpo, “fóllame” me soltó de improviso, y me dio la espalda y se agacho sobre la mesa ofreciéndome su coño húmedo después de la sesión de sexo oral me le hice. Sin pausa aproveche para penetrarla y empezar un rítmico bombeo al que le fui aumentando el ritmo hasta perder la noción de mis actos y enfebrecido penetrarla una y otra vez. Con gemidos algo controlados para evitar la curiosidad de los despachos vecinos sentí una ola de calor interno que me llevo a correrme y llenarla de leche, ella unos segundos después se arqueaba hacia, regándome con su humedad.
Una vez recompuestos vestidos y medio aseados con toallitas húmedas, y cuando ya casi me disponía a irme, tras breve conversación de dos personas satisfechas, se abre la puerta de sopetón pues un ordenanza del edificio le acercaba el correo del día. Dimos un brinco supremo pues nos asusto su entrada y andábamos con el ánimo furtivo todavía, el hombre con las prisas ni cuenta se dio.  Acordamos días después, repetir la experiencia en otro escenarios con el morbo de ser pillados y bueno en eso estamos.  Ya veremos que pasa