El masaje Ella siempre evitaba quedar conmigo. Siempre que salía de su trabajo me decía que estaba impresentable, derrotada físicamente y moralmente. Pese a mi insistencia siempre obtenía la misma respuesta. No puedo negar que me contrariara que no quisiera verme, pero soy una persona con empatía y solo hablábamos por WhatsApp. Un día decidió que si nos veríamos, pero me advirtió de que estaba horrible y extremadamente cansada. Necesitaba verme y la verdad es que yo a ella también. Me dirigí a la cafetería donde me dijo que esperaría y cuando llego allí estaba. Cansada, pero preciosa. Se levantó y nos fundimos en un abrazo fuerte y largo. Y el beso fue increíble. Nos separamos y ella me advirtió que mi camisa se había manchado con la suya. Y no me importó absolutamente nada. Me contó de su trabajo, de su casa y yo a ella de lo mismo. Y en un momento empezamos a hablar de los dos. Y fue cuando le propuse irnos al hotel y que se diera una ducha. Yo la esperaría fuera y luego irnos a dar un paseo. Ella accedió. Cuando llegamos a la habitación y me daba la vuelta para irme fuera ella me cogió de la mano y me dijo que me quedara. Me dio un beso y le quité la ropa mientras ella me la quitaba a mí nos metimos en la ducha y no use parar. Le hice un masaje mientras le daba gel por su suave piel. Ella ríe de cosquillas y me dice constantemente que no pare. Sigo y una vez aclarado el jabón mi lengua se une a la fiesta de las manos y su espalda. Furtivamente una mano se escapa a acariciar su pecho y sus pezones ya duros me cuentan que a pesar de su cansancio esta excitada. Sigo jugando con mi boca y mi lengua recorre toda su espalda desde su nuca hasta sus nalgas y allí mi lengua encuentra su ano y su vulba y entonces sus piernas empiezan a temblar. Ella sigue expresándose entre risas leves y gemidos. Entonces paro de pronto y empiezo a secarla, ella me seca a mi. Desnudos nos tiramos en la cama y ella boca abajo. Entonces empiezo a trabajar su cuerpo con mis manos en sus piernas cargadas de tanto trabajo. Mis manos untadas en aceite de sésamo recorren cada centímetro de su cuerpo y Lucía agradecida y reconfortada se duerme. La tapo con la otra toalla y me pongo a disfrutar de tanta belleza a su lado. Me dejo embelesar por sus labios y su pelo y me quedó también medio dormido. A la media hora nos despertamos y estábamos fundidos el uno con el otro y entre risas hacemos el amor. Como siempre es algo maravilloso 😍