Hacía tiempo que no la veía, pero como esto es pequeño, sabía cómo le iba y no es para tirar cohetes, laboralmente un desastre cosa que con la edad y los tiempos que corren saca de los nervios a cualquiera. Además con su marido se había instalado la rutina y con la edad se había convertido en una convivencia necesaria pero sin chispa, además de aparentar en la sociedad, que aunque muy permisiva, siempre buscaba culpables e inocentes en las guerras de pareja.
Siempre había respetado su situación y nuestra amistad, además siempre hablaba de tíos buenorros y se le iban los ojos ante hombres de los que yo estaba muy lejos, con lo cual no niego que con los buena que estaba fue protagonista de unos cuantos sueños húmedos, y musa de unas cuantas pajas en su honor. En la vida real siempre respeto, aunque no fuera obstáculo para conversaciones subidas de tono en tercera persona y confesiones íntimas por parte y parte.
Ese día, uno normal y corriente, sin expectativas de algo especial, la encontré en la Calle Real, la vi de lejos y la rutina se estaba apoderando de algo más que su vida, lucía triste y por problemas de salud la lozanía física y ese cuerpazo que siempre impactaba estaba algo lejano. Pero me preocupo más la ausencia de su sonrisa que la iluminaba y contrarrestaba cualquiera fallo de la escena.
Al verme se recompuso y decidimos tomar un café, regado de una larga conversación, salpicada de confesiones de todo tipo y que mostraban soledad, tristeza y disminución de su autoestima. Opte por animarla y recordar tiempos pasados divertidos y en los cuales era protagonista, y poco a poco la sonrisa parecía volver a sus hermosos labios, y la luz iluminar a su cara. En lo mejor paró y empezó con el discurso negativo de si estoy gorda y fea, la edad no perdona y ese manido argumentario. No me quedo más remedio que sacar una batería de halagos que sabía le iban a gustar y le deje caer que desde hacia mucho tiempo era musa erotica de algunos de mis pensamientos, que como mujer su hermosura era tremenda y que aunque la quería como amiga, en mis ratos de soltería y soledad no había podido evitar que fuera mi musa masturbatoria.
Arranco una sonora carcajada y me dijo que hacía tiempo que ningún hombre le había conseguido hacer reír y sentir guapa, que sabía que era un buen amigo y que buscaba animarla. Arriesgue y subí la apuesta y le dije que el animado era yo de verla, que como ella suponía hace meses que no solo era un huérfano sentimental, sino un mendigo sexual y además sin mucha suerte en los últimos meses y que ante una de mis musas el que se estaba animando era yo.
Un brillo desconocido ilumino sus ojos y hasta recompuso la postura corporal. Miro su reloj y me dijo que tenía que pasar por el super a recoger la compra que para ponerse a cocinar por la tarde que al día siguiente tenía que llevar a sus padres al médico y recoger a su marido que volvía de viaje de trabajo, que era mucha compra que ya vería como la llevaba a su casa. Lógicamente y sin pensar me ofrecí a ayudarla. Al llegar al super comprobé que eran bultos pero que no pesaban tanto, pero no le di importancia. Ya en su casa y después de soltar la compra me disponía a irme, me dijo que si quería una cerveza que aun quedaba para que su hijo volviera de la escuela y acepte. Hablamos y le dije un par de disparates que la hizo reir. Llegado un momento me dijo que tenía que ir al wc que se hacia pis que volvia en un momento.
Cuando salió del baño para mi sorpresa venía con una camisa de tirantes y sin sujetador, y en bragas, ahí me puse en alerta. Se me acerco sugerente y me retiro la lata de cerveza de la mano, mientras rodeaba mi cuello con su otra mano y acercaba sus labios a los mios para besarme. Acto seguido la rodee con mis brazos y nos comimos la boca largo y tendido, mientras con mis dedos buscaba su coño que estaba empezando a humedecerse en cantidad. Ella un poco a la carrera que desato el pantalón y bajo hasta el calzoncillo y libero mi polla que estaba buscando libertad. Sonrió al tenerla entre sus manos y dijo que si con aquello me había pajeado pensando en ella, le dije que si y me dijo “entonces merece un premio”, se agacho me empezó a dar una mamada espectacular, mientras ya sin bragas se tocaba el chocho. Cuando la noto dura, se levantó y me dijo, “follame que no aguanto más”. Así fue como sin más ni más entre dentro de su coño mojado y empecé a bombear, mientras ella tumbada en el sillón gemía y me besaba, y hasta me mordía en cuello las orejas. Me apretaba contra ella y sentí sus uñas en mi espalda pero no podía para. Un calor se apodero de mi anunciando que me iba a correr, y lo verbalice. Entonces me rodeo con las piernas por la cintura y me dijo “córrete dentro de mí”. No me dio tiempo ni de protestar y me corri en cantidad, mientras soltaba un gruñido de placer y alivio.
Luego no besamos un poco más mientras recorríamos nuestro cuerpo con caricias, pero el tiempo había pasado y tenía que irme rápido su hijo volvería del cole en breves momentos. Me asee rápido, me vestí veloz y me fui a la carrera, mientras de lejos oía al chiquillaje que volvía a clase. Sentí una alerta de wasap mientras volvía a casa, mire y era ella. Me decía “Me devuelves la vida, eres un gran amigo, Gracias”.
Ayer me la volví a tropezar por la calle con su marido, la vi más guapa, más ella, y en su mirada había como un mensaje para mí que tendré que esperar a volver a verla a solas, para poder interpretar bien que me quiere decir, pero sospecho que habrá más vida por llamarlo así.