¿Qué vas a hacer, cariño? [ Relato ]

- Cielo, ya voy para casa. – me escribe mi novia, que sale de su jornada laboral – Hoy voy con
visita a casa, ya te dije que mi mejor amigo venía a mirar el problema que tengo con la
máquina de corte que está en el taller. – cierto, me había comentado días anteriores que su mejor amigo y ella tenían la misma máquina para hacer sus manualidades de vinilo y además, es verdad que estaba teniendo ciertos problemas con ella. – OK, amor. ¿Preparo café para él
también? – nuestra costumbre de tomar café siempre es inclusiva y había que consultar si nuestro invitado querría. - ¡Sí, por favor! Y gracias, eres maravilloso. – mi rostro
automáticamente pone una mueca de sonrisilla orgullosa al leer su último mensaje. Pese a ello, mi mente es algo retorcida y no puede evitar pensar en la ocasión en que ella me confesó haber soñado con su mejor amigo follando en el coche de éste.

¡Para! Fue solo un sueño. Un sueño. Me dispongo a preparar la cafetera, lleno la parte baja de
agua hasta el límite correspondiente, pongo el filtro, voy a por el café que se encuentra en el armario. ¡Vaya! Esto solo podía pasarme a mí, no queda café y olvidé ir a comprarlo. ¿Cómo a un adicto a la cafeína como yo puede ocurrirle esto? Nada, tocará acercarme al supermercado, con suerte me queda a dos pasos caminando. ¡Oh! Una notificación, ¿quién… será? – Cielo, ya estamos llegando, buscamos aparcamiento y subimos – me escribe ella. ¿Voy a comprar o espero un poco a que vengan y así no tengo que cerrar la casa? – Oye, no queda café, tengo que ir a comprarlo. ¿Te espero a que llegues? ¿Lo compras tú de paso o voy yo ahora? – le
mandé un audio. Espero. No contesta, me pongo nervioso, ¿no lo ha escuchado? Pues tomaré la iniciativa de ir yo.

Busco y guardo mis llaves, me acerco a la puerta para salir, escucho unas voces en un tono
muy bajo en las escaleras. Me asomo a la mirilla. Es ella… acompañada de su mejor amigo, están riéndose silenciosamente para no hacer ruido. ¿De qué se reirán? ¿Lo harán de mí? ¿Escucharía mi mensaje? ¿Le habrá contado algo sobre nosotros? ¿Cómo puedes reírte con el
mismo chico con el que dices haber soñado follando en su coche? ¿No te das cuenta de lo extremadamente sexy que te ves? ¡Ay, no! ¡Joder! No puede ser, ahora no. Me he puesto cachondo y ahora tengo una jodida erección, no puedo abrir la puerta así. Tranquilo, ve a ocultarte a alguna zona. De pronto escucho la llave siendo introducida en la cerradura, ¡corre! ¡ocúltate!

- ¡Ya estoy en casa! – dice en voz alta, ¡joder! No puede ser más tierna, ¿pero que dices? Así
solo vas a ponerte más cachondo… ¡Y no puedo recibirla así! Bueno, a ella sí, pero no con el invitado. – Vaya, parece que no está en casa. Que extraño. – le comenta a su amigo, - no pasa nada, puedo prescindir del café. Realmente íbamos a mirar lo de la máquina. – su amigo
parece ser de esa clase de personas que no pierden el tiempo, eso o que tiene prisa. – Ya, pero es extraño, le dije que hiciese café para todos. – en ese instante escucho en la lejanía como escucha mi audio en alto, parece ser que ahora es consciente del café y la falta del mismo.
Aunque, a mí también me hace falta resolver esta erección. – Pues nada, debe ser que salió a comprar el café al supermercado. Le diré que ya estamos en casa y puede prepararlo cuando llegue. – argumenta con un tono de voz muy ameno y dulce. Admito que mi novia tiene momentos en los que es adorable pero quien la conozca bien, acaba sabiendo que esa máscara
de ternura cae por sí sola cuando despierta en ella a ese ser de miradas lascivas, gestos lujuriosos y vocabulario obsceno.

¡MIERDA! Me he manchado, estoy lubricando… Voy a tener que dejarla libre un rato o esto empeorará. Me vine justo a la última sala de la casa, el balcón, al menos lo que yo considero balcón. La máquina está realmente en la sala anterior a esta, me van a ver si vienen a revisarla, yo solo he caído en mi propia situación. Escucho que hablan pero no logro entender todo, frases sueltas, alguna risa, a veces el tono más alto y otras veces más bajo. Escucho su voz con más claridad, está cerca, muy cerca. Noto los pasos, pero no puedo evitar escuchar la
conversación. – No hagas mucho caso al desorden de la habitación… - hará referencia al dormitorio, que admito no haberlo recogido -…descuida, se ve que hubo diversión anoche o en la mañana. – le dice él entre risas. – Sí… bueno… hubo diversión. Ya sabes como soy yo. –
comenta mi novia. ¿Cómo sabe él que eres? ¿Una sucia guarra en el sexo que solo dan ganas de follarte hasta que supliques que pare? ¿Ya se lo has dicho así? No puedo evitar pensar en ella, en su cuerpo, en su suave piel y mis manos recorriendo cada rincón de ella. ¿Qué clase de conversaciones habrán tenido para decirle eso? – Sí, sí, ya sé como eres tú. La diversión la llevas a cualquier rincón que se te ocurra, ¿no es así? – le reta su propio amigo, hubo una pausa, breve, pero acaba respondiendo. - ¿Por qué lo dices? – cuestiona ella – Bueno, no fui yo
quien soñó follar conmigo en el coche mientras me cabalgabas-. Se me ha puesto más dura solo de escuchar eso último e imaginarlo. Cuando ella está encima, es maravillosa, no solo por como lo hace, sino por como se pone ella.

El silencio recorre la sala, me corroen los nervios, ¿qué estará sucediendo? No puedo evitarlo, he comenzado a pajearme, es que ya lo necesito. – Bueno, sí, pero solo fue un… - escucho a mi chica hablar pero es sentenciada al silencio al escuchar un choque cerca de la pared o la
puerta. A los segundos, se puede perfectamente saber que se han besado por el sonido de la saliva. - ¿Y no quieres aprovechar el desorden de esa cama para cabalgarme de verdad? Tu chico no se percatará de un poco más de desorden – le propone él a ella. ¡Joder! Venía a ayudarla con una máquina para su hobby y quiere acabar follándosela en mi propia casa, ¡en
mi jodida propia cama! – Pero… Pero… ¿qué dices? Estamos en casa de mi pareja – comienza a anteponer el respeto a mi persona, pero, cariño… Sabes lo mucho que me pone la idea de saber que follas con otro en la misma cama donde duermo, dormimos, follamos, nos acurrucamos. Quiero que huela a sexo, quiero que te follen bien y que disfrutes en el mismo
sitio que disfrutamos tú y yo. No puedo parar de tocarme, me vuelve loco esta situación de descontrol e incertidumbre.

- Tu chico fue a comprar, regresará en un rato, podrías probarme. Probar si la sensación de ese sueño es igual… o mejor- le propone. - ¡Regresará en nada! ¡Nos pillaría y vería! -. ¡Oh, cariño! Si supieses que estoy a unas paredes de ti, pero no estás en ningún momento… - Pero no me
has dicho que no quieres – le dice él con un tono casi seductor y entrecortado, como si estuviese cerca de ella. ¿Le estará tocando el cuerpo? ¿Su culo? ¿La habrá vuelto a besar? ¿O le besará el cuello? ¿Qué harán? ¿Cariño follarás con él en nuestra cama? ¿O le dirás que se
marche? Amor me matas a pajas pensando en ti y ahora. ¿Harás feliz al cornudo de tu novio?