Estoy sentada en una cafetería, inmersa en mi móvil esperando que se enfríe un poco el café para poder disfrutarlo. Noto que alguien me clava la mirada. Levanto la vista y veo una chica mirándome fijamente. Mi reacción es tocarme el pelo y la cara, por si tengo algo. No noto nada, me miro la ropa por si me he manchado y tampoco. Vuelvo a mirar y sigue mirándome mientras da sorbos a su batido de frutas. Vuelvo a concentrarme en mi móvil porque estoy buscando una información importante, pero sigo notando su mirada clavada. Vuelvo a mirarla y esta vez me quedo analizándola. Media melena ondulada, castaña, ojos grandes, color miel, rasgados. Su nariz no es pequeña, pero si estrecha y ¡wau! Qué labios... Carnosos, rosados, perfectente definidos. Con un piercing que atraviesa el inferior. Lleva un aro en la nariz. Un brazo y el cuello tatuado. Es gorda. Vaya tetas... Me sonríe y me sorprendo a mí misma apretando los muslos para calmar mi excitación. Yo, que siempre me he considerado heterosexual. Le devuelvo la sonrisa y ella, con toda la seguridad del mundo, se levanta con su vaso dejándome ver ese cuerpo tan bonito. Cintura marcada, caderas redondas, barriguita y unos muslos... Se acerca a mi mesa, "¿puedo?" mientras señala una silla. Yo me quedo en shock, no contesto, pero ella la aparta. "Soy Marina", me da dos besos y se sienta. "Ho-hola... Yo soy... soy... Alma". "¿Estás bien, Alma?", me lo pregunta mientras pone la mano en mi muslo. Yo sigo flipando por esta situación, pero cada vez mas acalorada. Empezamos a hablar y enseguida hay feeling. No es la primera vez que me ve por aquí porque trabaja justo enfrente. Me pide el número de teléfono y, aunque al principio no entiendo nada, tengo muchísima curiosidad.
Hablamos durante días por whatsapp, tonteando, intentando ponernos cachondas sútilmente, tampoco quiero que se ilusione porque yo tengo pareja y soy heterosexual... Creo.
Llega el día en que el juego se nos va de las manos y me dice de quedar y entonces le comento mi situación, tengo pareja y nunca he estado con una chica. "Lo sé, te he visto con él en la cafetería... Él también está invitado". *Sonido de cristales* mis esquemas rotos. Le hago saber mi estado emocional, se ríe, desde la ternura y se muestra muy comprensiva.
Mi chico sabía que había hecho una amiga nueva y conocía la situación, más o menos, en la que me encontraba con ella, pero se me estaba haciendo un mundo contarle esto, no porque él no fuese a aceptar (¿qué hombre heterosexual no querría? Pocos), sino porque yo no me reconocía. Me siento a su lado en el sofá, cojo aire y empiezo a contarle rápidamente, para que no le de tiempo a interrumpir. Cuando termino, tiene una enorme sonrisa en su cara.
Concreto la cita con Marina, una cena, unas copas y a bailar. Los tres.
Llega el día de la cita. Nos bañamos, nos vestimos y salimos. Recogemos a Marina en su portal y vamos al restaurante. Entre vino y vino la cosa se anima. Marina me mira fijamente y me toca la pierna con su pie. Mi cuerpo se tensa completamente, ni siquiera puedo gesticular. Mi chico se queda con la situación se ríe y pone una mano en mi muslo y otro en el de ella, "¿todo bien?". Marina lo mira como si lo fuese a devorar, "ahora, perfecto". Me acabo de hacer agua.
Mi chico se levanta al baño dejando ver una potente erección, nos sonríe y se va. Cuando vuelve nos dice que nos vamos a bailar, pero a una fiesta privada. Nos subimos al coche y va directamente a casa. Entramos, ponemos música, preparamos unas copas y bailamos, nos reímos, hablamos... Marina se me acerca y, a escasos centímetros de mi cara me dice que si le enseño mi cuarto. Yo en este momento, entre el alcohol y la excitación, ya estoy deseando que me coman, que me acaricien y que me follen, así que la llevo. Me agarra la cara y me come la boca. La beso también y le voy quitando la blusa y el sujetador. Termino de desnudarla y me desnudo yo. La tiro en la cama y me pongo sobre ella, siento que llega mi chico y, mientras se fuma un cigarro, lo observa todo desde la puerta. Empiezo besarla, le beso el cuello, el pecho, lamo sus pezones duros, sigo bajando, me coloco a cuatro patas entre sus piernas, se las levanto y empiezo a besarle el coño, ella está empapada. Paso mi lengua por sus ingles, por sus labios, empiezo a recorrer cada pliegue de su vulva, me entretengo unos segundos en la entrada de su vagina y bajo para pasar, de manera suave, desde su ano hasta su clítoris unas cuantas veces, cuando empieza a gemir, empiezo a jugar con ese botoncito que la hace volverse loca. Empiezo a introducir un dedo dentro de ella, le gusta, presiona su coño en mi cara, meto el segundo y empiezo a estimular su punto G. Sus gemidos cada vez son más altos. Noto una mano en mi cadera y la polla de mi chico que empieza a entrar en mi coño. Yo sigo saboreando el de Marina como si fuese ambrosía. Las embestidas de mi chico son cada vez más fuertes haciendo que mi cunnilingus sea mas intenso y entonces Marina se corre en mi cara. Se levanta y me da un beso profundo y otro a mi chico.
Yo me aparto para que sea él el que se acueste, me monto sobre él y empiezo a cabalgar. Marina se sienta en su cara y mientras él se lo come, ella me besa y me acaricia. Me toca las tetas, aprieta mis pezones, me come el cuello... Sigue aumentando mi excitación. Mis movimientos, cada vez más bruscos, buscan notar esa polla lo más profundo posible. Marina se aparta, se pone a mi lado y empieza a comerme los pechos, succiona y mordisquea mis pezones mientras agarra fuerte mis nalgas. Entonces me empuja dejándome acostada y empieza a comerme el coño. Mi chico se pone a mi lado y yo le hago una mamada, me la meto hasta la garganta. Mi placer empieza a aumentar, ella sube el ritmo y me corro. Marina se levanta va hasta mi chico y le come come la boca, compartiendo con él mi corrida. Se agacha y se come esa maravillosa polla conmigo, pasamos los labios y las lenguas por todo el rabo y los huevos, nos comemos la boca con su glande en medio. Mientras yo me la meto hasta la garganta ella lame sus huevos. Mi chico nos aparta, se pone de pie en la cama y empieza a tocarse, es evidente lo que viene. Nosotras nos besamos y nos acariciamos mientras esperamos ansiosas que se corra. Tiene un orgasmo brutal, creo que nunca lo había visto correrse así. Se desploma en la cama y nosotras con él.
Marina y yo nos duchamos juntas. Llama a un taxi, se viste, se bebe un vaso de agua y me besa. Un beso largo, dulce. Me mira a los ojos y me da gracias por la noche.
No vuelvo a ver nunca más a Marina, aunque alguna vez hablamos por whatsapp. Ahora vive lejos, tiene novia y sigue igual de arrebatadora. Algun día, a lo mejor cuadramos un café y un batido... Algún día.