Recuerdo mis 18 años, mas pardillo que nadie, que veía a mujeres maduras y me llamaban la atención sexual, claro eran otros tiempos y eso de que un joven tuviese una aventura con una mujer madura, era motivo de castigo para ambas partes, así que solo nos quedaba la imaginación para disfrutar de esa fantasía, mientras los años iban pasando, la mirada de las maduras iban pasando a las más jovenes que yo, en estos tiempos ya no era un castigo social.
Ahora me veo con los cincuenta y largos y me siguen atrayendo las mujeres maduras como yo, pero no me negaría a tener una relación con una jovencita, por eso la edad importa, cuando eres un joven imverbe, sueñas con esas maduras, pero cuando los años vuelan y te haces un maduro, te atraen las jovencitas, pero no crean cual es el límite de mi edad, cuando lo pienso friamente, no me veo con una jovencta, que tiene que vivir lo que yo ya viví, esas juergas interminables, ese sexo incontralado con amantes de las noches mas calientes en cualquier invierno frio.
A mi edad, no espero que una jovencita se fije en mí, y más teniendo en cuenta que no soy un adonis, por lo que siento que la vida se va, sin disfrutar de unas carnes pietras, de la inocencia de una edad temprana, donde se asombran con la experiencia de un hombre maduro, ojalá me pasara, y disfrutar de esa energía sin límites de una mujer que siente que la vida se va por las cataratas del tiempo y me haga feliz, aunque sean unas semanas, cuando mi cuerpo no responda a sus deseos más pervertidos, pero eso nunca ocurrirá, pues soy hombre de ley y cumplo en mi vida como en la cama, pero cariño no me pidas los cielos, prefiero que me pidas el infierno y acompañarte a los recóndito de tus deseos, que no es un pene penetrando tus agujeros, te aseguro que si buscas eso, te diría que te fueras de inmediato, pero si quieres conocerme como un hombre que alienta a ser Amo de una sierva, me encontrarás a tu lado, y los que alardean de grandes penes, se borraran de tu mente, porque mi infierno es tu cielo
Vuela conmigo al reino de la sumisión, deja atrás tu prejuicios y buscame entre las sombras de una habitación tan oscura que pocos se atreven a entrar, donde la vida vuela y se convierte en cuervo, buscando la carroña de los deseos ocultos de tu mente perversa, me seguiras con todo lo que ello conlleva, pues adelante y bienvenida a mi vida.