Desde que descubrí el sexo, allá en mi adolescencia, como muchos chicos, siempre uno quiere ser el gallo del corral, el más dominante, el que impone sus deseos en el sexo. Y en cierto modo iba llevando ese rol, como norma general suelo ser el dominante en la pareja sexual imponiendo mis deseos ante la otra persona dentro de los límites de la libertad de cada uno. Muchos chicos han querido y quieren que sea su macho y les haga lo indecible. Algunas chicas también quieren que les posea y que sea el hombre que buscan. No hace mucho en los vestuarios de una piscina sucedió algo, que aunque es irrelevante me hizo pensar en cosas nuevas. Cambiándonos de ropa vi a un chico que tenía un pene algo mayor al mío. Más allá de sentirme inferior o acomplejado ni mucho menos, siempre he estado orgullosos de mi arma, me plantee lo siguiente: Hay hombres que encuentran disfrute en la humillación o en la burla des sus partes. Y pensé podría yo encontrar un goce así? Y de repente de esa manera espontánea ha entrado en mi mente de ser humillado alguna vez por una mujer