Era la chica la que llevaba la iniciativa y tomaba las decisiones. Arrodillada junto al chico, vestida únicamente con un top deportivo y unos bóxers muy ceñidos, lamía y mordisqueaba el labio inferior de su chico, que no podía ver nada a causa de un antifaz. Suavemente, sin dejar de morderle la boca, empujó el pecho de su pareja hasta que su cabeza se posó en la almohada. Después de comerle los pezones, se sentó a horcajadas sobre él, que, a estas alturas de la historia, tenía la polla a punto de explotar dentro de su slip. En la punta, una mancha de líquido delataba lo excitado que estaba. Ella comenzó a balancearse sobre él mientras sus pubis chocaban y se frotaban. Él gemía y ella jadeaba. La chica se movía cada vez más deprisa mientras jugueteaba con los pezones del chico, que no se podía apenas mover. Se corrió al poco tiempo lanzando un chorro poderoso de semen que atravesó la tela del calzoncillo. Ella se le unió y contribuyó para que la mancha húmeda entre ellos aumentara. Gemían de placer mientras se comían la boca. Yo también me corrí sentado en una butaca de la habitación del hotel, a apenas unos centímetros de los pies de la cama, el lugar desde el que me permitieron mirar con la única condición de no intervenir.
lp50nudista | 16/08/2023 19:10
Gracias 🙂