Que diferente se ve el mundo BDSM desde fuera!!!
Previo a nuestro primer encuentro hubieron bastantes conversaciones, mi Amo quería saber de qué palo iba yo. Por supuesto hubieron preguntas de todo tipo y para mí este era un mundo totalmente desconocido, había leído, había estudiado, pero no había experimentado.
Una de las preguntas más obvias era cuales eran mis limites, mi respuesta: nada de laceraciones, nada de sangre, nada de marcas, nada de lluvia dorada...
Dios que estúpida!!!
Ya en la primera sesión, después de violar mi boca con su lengua y hacerme correr en la entrada al club, pasamos al interior, nos desnudamos y empezaron nuestros juegos.
En ésta ocasión sus azotes venían de sus fuertes manos, su nombre Dómine es Amo Duro y les aseguro no es en vano. Empezó pellizcando y retorciendo mis pezones, que dolor más maravilloso. Jugaba con mi clítoris, sabiendo cómo hacerlo, dándole placer y dolor, uffff me sigo corriendo solo con recordarlo.
Me ato a la cruz, quería ver hasta dónde llegaba, nuestro código de dolor es verde, naranja y rojo, nunca hay que llegar al rojo, pero yo disfruté tanto con esos azotes que tarde en llegar al rojo.
Primera sesión y primer límite roto, llegué a casa llena de morados, con orgullo me hice fotos y se las mostré, verlas suponía recordar cada azote, cada caricia posterior, cada corrida.
La siguiente sesión serviría para saltar otro de mis limites.
Cada una de ellas es una nueva experiencia, son más morados, son azotes nuevos, son placeres llevados al límite del dolor, es pedir más y más.
Después de acabar nuestra sesión de horas, agotada, exhausta de placer, después de haber pedido más de una vez PIEDAD(nuestra palabra de seguridad), mi Amo me dice que tiene ganas de mear, que debo sostener su polla mientras mea, pero yo quiero más, decido que quiero sentir su meada sobre mí, quiero su olor, su marca en mi piel.
Otro límite a la mierda!!!
Entramos en el baño, me sentó en la vasija, con mis piernas muyyyy abiertas, y comenzó mi lluvia dorada. Ufffff que placer, sentir cómo su meada caliente bajaba por mis tetas doloridas de placer, como llegaba hasta mi clítoris ese líquido tibio que hizo mi cuerpo estremecer, su olor único y UE no podía imaginar que pudiera ponerme tan cachonda.
A partir de ahí, todas y cada una de nuestras sesiones acaba con esa lluvia dorada, que me marca como su esclava, que me hace sentir más suya, más orgullosa de ser su posesión.
Siempre es el culmen, es hacer que mi cuerpo ya agotado de tanto follar, de tanta corrida vuelva a excitarse, estoy cachonda de nuevo, pero sé que está vez me voy a volver a casa caliente, deseosa, orgullosa de ser la perra de mi Amo, jadeando y oliendo a él, a mi Amo. Sólo toca esperar a una nueva sesión.
Ahora se que con mi Amo solo tengo un límite que no pasaré, la sangre. De resto soy su objeto de placer y perversiones y eso es lo que me pone, muy, muy cachonda.
pmsumisa | 03/10/2023 18:42
Existe un término de seguridad. Una palabra que para el juego.
nosotrosmismosno | 24/10/2023 06:28
" Juzgar es una confesión de quién juzga... ". Estamos descubriendo y admirando un universo de placer... Nuestra humilde Enhorabuena, pmsumisa, transmitele a tu Señor Amo Duro nuestras palabras.