Cada mañana la veía en el mismo lugar, sé que era heterosexual, pero por experiencia y por la mirada que cada día me regalaba, sabía que su lado lesbi en cualquier momento iba a poder despertar.
Me ponía mucho su forma de caminar, el contoneo de sus caderas y sus pezones marcados, bajo la camisa que cada día elegía para enamorar.
La imaginba rozando mi pubis, con sutileza, como quien desea ser excitada, pero al mismo tiempo evitando mis ganas.
Solo de pensar en esa posibilidad, mis bragas, al llegar a mi puesto de trabajo, estaban completamente mojadas.
En un instante, casi sin esperar, por sorpresa y como por arte de magia, nos cruzamos más cerca de lo normal. Sin mediar ni media palabra, nuestras lenguas comenzaron a jugar en el ascensor, que cada mañana era testigo de nuestra atracción y de nuestras incontrolables ganas.
Mis manos, deseosas de ser acariciadas por su piel, por fin, pudieron probar sus sensuales tetas con las que cada día soñaba.
Su olor, su tacto, su mirada... todo me embriagaba.
Fue un encuentro inesperado, pero muy deseado, fue solo el comienzo de una historia de morbo que ya no pudo parar, por mucho que queramos ❤
pareja45lp | 14/11/2023 01:34
Se dejó atrapar...