Comenzó por mi espalda, escribiéndome versos con su lengua a lo largo de ella
Continuó con sus dedos, dibujando nuestra historia recién comenzada y enamorada. Siguió con sus labios, convirtiéndose mi cuerpo en un lienzo en blanco deseoso de ser tocado.
Me desnudaba con la mirada, para volver a abrigarme cuando nuestras almas terminaran extasiadas.
Se movía con dulzura y al mismo tiempo con una pasión difícil de ser encontrada. Me susurraba al oído " no te vayas, esto solo ha comenzado, quedando mucho por disfrutar como si el mundo se fuera a acabar".
Su lujuria se quedó tatuada en mi piel, cada beso lo bebí de su ser, cada caricia la grabé en mi interior.
Lo amé como nunca había amado a nadie, me embriagó desde el principio al fin, besándonos sin parar, ni siquiera para respirar.
Llegó la madrugada, dos cuerpos mojados y apasionados, llenos de sexo con aroma a versos.
Fue algo inolvidable que volveremos a repetir, aquí o en otro lugar del más allá.