Sus dedos merecían mi atención, solo de mirarlos me causaban mucho calor.
Los humedecía en mi boca para luego recorrerlos por cada rincón, descubriendo cada secreto que cada poro quería esconder, para que él no lo pudiera conocer.
Después del camino que dibujó con sus yemas y su piel, llegó al lugar que ansiaba tocar y acariciar. Un lugar escondido entre dos montañas, esta vez frondoso y muy caluroso.
Sus dedos, tan curiosos como siempre lo fueron, se adentraron lo más que pudieron, haciendo que ella gritara de placer y se moviera sin querer.
Ay esos dedos, pensaba excitada, cómo me gusta que jueguen con mi clítoris, después de aumentar mi deseo sin tocarme "ni un solo pelo". Esos dedos juguetones que solo quieren sentir y hacer sentir lo que mi cuerpo le da, sin rechistar. Deseosa de ellos en todo momento, aguardándolos cada noche para sentir ese sexo que solo ellos saben hacer con su placer.
pareja45lp | 28/03/2024 11:11
Graciasss ❤