Parece que mis deseos tienden a cumplirse.
Hace muy poco contacté con una pareja belga por una página, está pareja venía a Gran Canaria y querían saber dónde poder tener una sesión de BDSM, les expliqué que por desgracia no conocía ninguno, pero que mi Amo y yo íbamos a un club swinger dónde lo pasábamos bastante bien.
Les detalle lo que podían encontrar, dos cruces de San Andrés, un potro, columpio, jaula... y la posibilidad de jugar sus roles libremente.
Venían sólo por cuatro días, pero coincidían con los días en que mi Amo y yo sesionamos, así que quedamos con ellos.
Mis nervios iban en aumento, por fin íbamos a compartir velada con una pareja afín, pero los roles eran inversos, está pareja se componía de Ama y sumiso.
Cuando llegamos al club ellos ya estaban allí, el con su collar de acero puesto, y su polla enjaulada, ella pulcramente vestida.
Pedimos las bebidas y fuimos hacía ellos, mi Amo nos presentó protocolariamente, primero los Domines y después y un paso por detrás los esclavos.
Mi Amo me mandó a cambiar y a qué lo desvistiera, obviamente así lo hice, luego nos unimos a ellos en un sofá del club.
Dios mío!!!, todo lo que mi Amo me había enseñado y explicado lo estaba viendo. El sentado en el suelo junto a su Ama que sujetaba su correa, yo al lado de mi Amo, eran ellos los que hablaban (los Amos) mientras nosotros participábamos cuando así lo indicaban Ellos.
Estuvimos compartiendo experiencias, ideas, básicamente conociéndonos. No se imaginan lo bello que fue ver cómo el esclavo era incapaz de mirar a la cara a su Ama, como obedecía cada orden, como incluso llegó a ser castigado, simplemente por plantear algo a su Amacon lo que Ella no estaba de acuerdo.
Luego pasamos a la zona de juegos, mi Amo como siempre hizo de mí su juguete, dándome azotes, rociando coño y tetas con cera caliente, en definitiva, haciéndome correr una y otra vez como una loca.
La Dómine ato a su esclavo en el potro y lo azotó sin piedad, a diferencia de mi Amo a Ella no le gustan los gritos y gemidos, así que estuvo siempre en silencio.
Luego lo premio quitándole la jaula de su polla y dejándolo correr en sus pies, una vez vacío sus huevos tuvo que limpiar pies y suelo con su lengua.
Fue una noche fantástica, dónde nosotros, las esclavas, obedecimos cada orden, vigilamos cada gesto de nuestros Amos y Ellos fueron totalmente correctos entre ellos y con los respectivos esclavos.
Esto es el BDSM, valores, protocolos, respeto. No es un juego de azotes y dominación sin más, hay mucho, muchísimo más, una pena que haya gente que esté haciendo mala práctica de este estilo de vida.