El chico del bañador rojo.

Esto que les cuento ahora me sucedió hace un par de semanas. Suelo hacer natación después de trabajar, y una de las ventajas de ir a primera hora de la tarde es que aún no hay mucha gente y se puede nadar más o menos cómodo sin mucho tráfico en cada calle...
Bueno, pues estando yo nadando ida y vuelta todo el rato, vi cómo un chico con un bañador rojo se puso a nadar en la calle contigua. Una cosa que me llamó la atención es que ese bañador no le quedaba perfectamente ceñido, como suele ser habitual, sino un poco holgado, como suele ser el aspecto de estar con calzoncillos "en seco". Por mi experiencia con estas prendas, me hice a la idea de que o bien ese bañador era de una talla superior a la suya (no lo creo, porque nadaba a un nivel muy alto, y eso indica que debe tener muchísimas horas de rodaje en la piscina, como para no saber su talla de bañador) o tal vez que el material de esa prenda ya se estaba "venciendo" y a causa del maltrato del cloro de la piscina ya estaba perdiendo su elasticidad.

Sea como sea, ahí estaba él, cerca mío y con ese bañador que dejaba torpemente adivinar el tamaño de su pene y le permitía moverse con cierta libertad de vez en cuando, incluso debajo del agua.

Bueno, no sé si por morbo o por aburrimiento, pero el caso es que desde que me di cuenta de ese detalle, no dejaba de fijarme en ese bañador, hasta el punto que ese día continué nadando ya solamente a braza, para tener más y mejores oportunidades de deleitarme con la fugaz visión de ese paquete en movimiento y con la confianza de saber que mis curiosas miradas subacuáticas no serían en ningún momento descubiertas ni desaprobadas por nadie...

Bueno, pues terminó mi entrenamiento y me fui a la ducha, no sin antes despidirme mentalmente de ese bañador y su poseedor, deseando volver a coincidir en alguna ocasión más...

Ya cuando estaba en las duchas, me puse en una cabina intermedia de tres que hay. Lo primero que hago siempre es quitarme el bañador para que e empiece a secar, y así en bolas voy secando las gafas y el gorro, y guardandolas en mi bolsita, que está en la pared de enfrente de la puerta de la cabina de la ducha, a menos de un metro de distancia, estimo. En esas estaba cuando me sorprendió la aparición del chico del bañador rojo en las duchas, y me sorprendió porque desde que llegó a la piscina hasta que me fui yo, pasarían acaso 15 minutos. Con lo bien que nadaba y con la musculatura que tenía era evidente que sus entrenamientos diarios no son tan cortos, pero bueno, tampoco le di más vueltas. Aparte de él y yo había alguna persona más en la vestuarios, pero no en las duchas.

Yo aún no había empezado a ducharme, todavía estaba cogiendo los jabones del neceser que tenía colgado en el perchero de la pared de enfrente. Estaba medio dentro y medio fuera de mi cabina de ducha, desnudo, y sin ningún pudor como para cubrirme, aunque un poco sí, porque al ver aparecer de nuevo ese bañador, mi cuquita empezó a engordar un poquito de ilusión. El chico del bañador rojo se puso en la primera cabina (yo estaba en la segunda) no sin antes lanzarme una fugaz e indiscreta mirada a mi polla. Yo pensé que qué pena que entrara en la ducha con el bañador puesto, porque así perdía la oportunidad de ver yo también esa polla suya tanto tiempo fantaseada...

Bueno, pues cuál no será mi sorpresa cuando casi al instante sale de su cubículo y se mete en la tercera cabina, pasando delante mío y volviendo a mirarme de soslayo mi ya más regordeta polla en lo que él debía de creer que era un gesto inadvertido. A mí, la verdad, eso me gustó, me sentí deseado. Me medio inventé que él se quiso cambiar para aprovechar que yo estaba desnudo y "me dejaba ver", y que la forma más disimulada de hacerlo era moviéndose delante mío...

La pena es que todo eso lo hacía con su bañador puesto, y nuevamente seguía con las ganas de verme decidí...

Pero hay una feliz circunstancia casi secreta en esas duchas, y es que el perchero donde cuelgo el neceser y la toalla, esta hecho en acero cromado, y si bien el paso del tiempo y el uso cotidiano le han restado brillo, aún se podía ver reflejado algo, permitiendo una calidad de reflejo medianamente decente. Desde mi altura, mirando a propósito ese perchero para ver si por fin podía verlo desnudo, vi, primero, que se estaba duchando sin cerrar la puerta, y segundo, que movía de forma rara el brazo, arriba y abajo, arriba y abajo... El perchero no es muy grande, y la franja de reflejo que ofrece me deja verle desde el pecho al ombligo, más o menos, pero si me pongo mínimamente de puntillas (ya en modo voyeur total, lo admito, señores del jurado) ya le veo el paquete, y adivino perfectamente que se está masajeando de arriba a abajo su polla (ya sí se había quitado el bañador) en un inequívoco gesto de masturbación. Ahí me quedé flipado y se acrecentaron mis teorías de que él se cambió de ducha para volver a verme desnudo y quién sabe si también saldría antes de la piscina para aprovechar esa oportunidad de verme (si acaso ya me había visto anteriormente en las duchas y sabía de mi desinhibición) en bolas.

Comoquiera que fuera, la cosa es que yo creo que no terminó de masturbarse (o sí y se corrió al instante) porque al poco salió ya de la ducha. Yo estaba empalmado al máximo, y también con la puerta abierta, pero al salir de su ducha, está vez no me miró (o al menos si lo hizo está vez sí lo pudo hacer de forma disimulada)...

Yo me duché sin llegar a masturbarme, y cuando salí a vestirme él ya no estaba.

Ese fue el último día que lo vi.

Creo.

Al menos fue el último día que vi ese bañador. Tonto de mí no me fijé en su cara, así que no sé con certeza si ha estado alguna otra vez más nadando o duchándose al lado mío. Yo sigo yendo a la piscina en el mismo horario, y sólo deseo que sí me lo vuelvo a cruzar, sea él en esa ocasión, el que se asombre viéndome a mí sacudiéndome mi pene y mis fantasías...

¿¿¿¿Continuará????