¿Es posible volver a la monogamia después de haber probado esto?

¿Es posible volver a la monogamia después de haber probado esto?

Esta pregunta no es baladí.

Hace poco lo volví a intentar. Volví a hacer un intento de monogamia. No en contra de mi voluntad, si en contra de mis principios. Desde Enero llevaba conociendo a una mujer. Guapa, alta, con estudios, con carácter... esto último era lo que la hacía una dama de los pies a la cabeza. Y desde Enero ella sabía que yo pertenecía a este (como ella lo llamaba) "mi mundo". He tomado la determinación de no mentirle a nadie sobre lo que soy, sobre lo que me gusta. Cuando nos sentamos en la misma mesa, presentados por una amiga en común, yo se lo dije: soy bisexual, soy swinger y no me gusta nada la monogamia. En principio no paso nada. Después en Carnavales nos liamos, exploramos lo que podía ser y lo que no. Y ya en Abril decidimos intentar cerrar la relación (por mi parte, sobre todo), pero eventualmente el intento quedó en saco roto. No por romper ningún pacto, sino porque ella me dijo (con pesar) que tenía miedo de estar limitándome. Nunca salimos dentro del ambiente swinger, eso para ella era impensable, pero si le presenté a amistades que había hecho del ambiente, quizás con la esperanza de que cambiara su parecer con respecto a sus prejuicios. Cuando me dejó, me comentó que quizás yo debería buscarme una novia dentro del ambiente, que ella y yo perteneciamos a mundos muy diferentes... ¿y saben que? Creo que tenía razón. Pero también yo ya debería de estar advertido. 

Yo estuve ya en una relación monógama durante nueve años. Cuatro años a distancia, cinco años viviendo juntos. Por ella me mudé, tuve que cambiar de casa y mudarme a mil kilómetros, lejos de mi familia y de todo lo que conocía. En una ciudad nueva, en el centro de la península, lejos del mar, que para un isleño eso ya es mortal. Pero para mi el amor significaba sacrificios, ella no paraba de repetir eso. Pero yo siempre sentí que estaba sacrificando más que ella, después de todo Madrid estaba más cerca que Tenerife, ella no tenía que coger un avión para volver a casa. Sin conocer a nadie en la nueva ciudad, que estaba que se moría de vejez y emigración, buscándome la vida conseguí un trabajo. Me perdí los últimos años de mi padre mientras estaba allá arriba. Y poco a poco la relación con Ella se fue resintiendo. Llegó al punto en el que cuando lo dejamos habíamos estado seis meses sin follar. Ya no hablábamos, apenas nos veíamos, no podias decir que fuésemos pareja, éramos más bien compañeros de piso. Y al final no quedo otra que soltar la bomba. Se lo dije, que no podía más así. Se lo tomó mal, logicamente. No volví a dormir con ella, tenía miedo de caer en alguna debilidad, pero es que ni siquiera entonces ella intentó acercarse a mi. No me esperó desnuda solo con un delantal encima mientras preparaba nata en un bol de cocina, ni nada de eso. Me quedé unas semanas en el cuarto de invitados mientras buscaba un piso nuevo donde mudarme, al final acabé encontrando un zulo con humedades en el barrio más chungo de la ciudad. Trescientos pavos al mes, me costó la broma. Allí me quedé mientras seguía ganando dinero trabajando de camarero en un restaurante antes de volver a las islas. A mi tierra. A casa. 

Y ya mientras estaba en la península, empecé a hablar más con una amiga, que como Ella, era de Madrid. Esta amiga era asidua a ir a clubs liberales en la capital del Reino, concretamente iba mucho por el 100Momentos, emplazado en el barrio de Estrella. Alguna vez incluso nos había propuesto ir a Ella y a mi, pero Ella había rechazado estas proposiciones de lleno. A mi el mundo swinger, el mundo liberal, siempre me había producido una fascinación innata, y de hecho había asistido a algunas fiestas o clubes cuando era más joven, antes de estar con Ella. Pero habían sido experimentos torpes y sin resultado alguno. Quizás era demasiado niñato y se me notaba la inexperiencia. Al final, con Ella me había resignado a una vida monógama con una sola persona durante el resto de mis días. Era lo que tocaba, en principio, crecer e intentar ser normal. Pero por intentarlo otra vez no pasaba nada, ¿no? Si no me gustaba, siempre podía decir que aquello no era para mi. 

Cuando entré con mi amiga, con M., en aquel club, fue el día que definitivamente cambio mi vida, y desde entonces no volví a mirar atrás. La primera vez que fuimos no hicimos nada con nadie, había muy poca gente, nos limitamos a jugar los dos solos, M y yo. El hecho de estar follando con la habitacion abierta, de que las camareras a veces se asomaran a preguntarnos como estábamos, de que la gente pasara por delante de la puerta y echara un vistazo adentro... me hizo descubrir una tendencia exhibicionista que no sabía que tenía. La segunda vez si probamos a follar con más gente, había un grupo grande: chicos, chicas, trans, cis... no nos privamos de nada, le dimos a todo. La tercera vez probamos a conseguirle un chico para que M lo pudiera disfrutar mientras yo observaba, el elegido fue un jovencito andrógino de cabellos cortos y tatuajes de ángel. La última vez que estuvimos juntos en aquel local acabamos follando con una pareja, una madrileña pelirroja de cabello corto con bien de carne donde agarrar y un cordobés bastante salado con barbita de chivo. Encantadores y morbosos, sobre todo ella. Fue poco después cuando recibí la noticia de mi despido, que esperaba desde hacia meses, como confirmación de mi vuelta a Tenerife.

Me despedí de M con el cariño de alguien que no es solo amante sino también alumno, y es que a ella le debo el haber cambiado mi vida y haber descubierto quien soy. Aterricé en las islas con los contactos suficientes como para empezar a desarrollar mi andadura en la comunidad swinger chicharrera, y todo lo que fue pasando desde entonces ha sido el fruto de haber ido conociendo a personas maravillosas en este ambiente. Llevo una lista con todos los amantes que he tenido en mi vida, y a cada uno de ellos y ellas (llevo contados ochenta, lo cual es fruto de bastantes vaciles entre mis amistades del ambiente) les debo lo divertido que me han hecho este camino, y lo divertido de como me lo harán. Creo que he descubierto que me lo paso demasiado bien en este ambiente como para abandonar el mismo alguna vez. Efectivamente, para mi ya es imposible dejar esto, ¿que le vamos a hacer? No me quedará más remedio que ser el soltero perpetuo de todas las fiestas y clubes (uno de muchos) o esperar a que aparezca la indicada, la que sea igual de guarra y pervertida que yo.

Publicado por: nadircharro616
Publicado: 11/07/2024 14:54
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Comentarios: 1
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Comentarios (1)

raizo | 23/07/2024 06:33

Joder la verdad que da un morbazo que te cagas

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