La putita quiere polla

La putita quiere polla

Después de almorzar decidí ducharme. Había tenido un mal día en el trabajo y quería relajarme un poco. Dejé a mi mujer en la ducha y fui al baño.
Una vez metido en la ducha, mientras el agua me caía por encima, respiré y dejé que el agua arrastrará la pesadez del día. Ya enjabonandomé, al pasar por la polla decidí darme una alegría. Al poco comprendí que necesitaba algo más. Me sequé rápido y salí al salón envuelto en la toalla.
Ella estaba mirando el móvil y no se dió cuenta hasta que se lo quite de las manos. Me senté sobre ella y comenzamos a besarnos.
-¿Y ésto? -pregunto ella - ¿Estás cariñoso?
- Un poco.
Los besos siguieron tanto en boca como en cuello. Cuando estuve cerca de su oreja le susurré "Quiero polla".
Llevamos años haciendo sexo anal ambos. Muchas veces ella lo hacía solo por hacerme disfrutar y otras por su morbo. Esperaba que ese día fuera de las últimas. Sus manos bajaron de mi espalda a mis nalgas.
-¿Mi putita quiere polla? - me dijo.
Por esas palabras supe que estaba interesada en ese momento.
Tiro me mi culo y empezó a morderme los pezones.
- Hace mucho que no me follas bien.
- Y quieres tu ración de rabo ¿verdad? - me respondió.
- Si.
Ella me apartó y fue hacia la habitación.
-Vete preparando. Voy a coger las cosas.
Me senté en el sofá y comencé a tocarme la polla que ya estaba dura sabiendo lo que venía. Cuando mi mujer salió de la habitación ya venía desnuda, con las manos cargadas de arnés, dos dildos y el lubricante. Dejó las cosas a mi lado y se inclinó a besarme.
- Ayúdame - dijo mientras metía las piernas en el arnés.
Nuestro arnés es uno de esos con dildos intercambiables tanto en exterior como en interior. Teníamos uno que solo era una braga con una polla delante pero como es normal ella no disfrutaba como con el nuevo que le permitía estar rellena a la misma vez que me follaba.
Se subió el arnés hasta medio muslo y le puse yo el dildo del interior en su sitio. Ella continuó subiéndolo hasta que encajo en su coño. Lo empujó con suavidad hasta que entró completamente. Después cogió la otra polla de látex y la sacó por el agujero que tenía el arnés en la parte frontal. Mi mujer estaba lista y yo ansioso.
Sujetó el dildo con la mano y lo acercó a mi boca.
"Chupalo, estás deseándolo"
Yo me lancé sobre aquella polla de látex con mucho gusto. Ella me pedía que la mirara a los ojos mientras la chupaba. Me acariciaba el pelo. Me tocaba la mejilla.
- Con que vicio la chupas cariño. Te encanta verdad ¿Verdad?
- Si. Me encanta comerte la polla - respondí.
- Y a mí me encanta que seas tan golfa. Date la vuelta que te voy a encular.
Hice lo que me ordenó quedándome a cuatro patas sobre el sofá, dejando mi culo expuesto. Note como se agachaba y me agarraba la polla tirando de ella hacia detrás y metiéndose la en la boca.
- Me encanta lo gorda que se te pone cuando te voy a encular cielo.
Mi mujer siguió chupando mi pollas y mis huevos hasta que pasó a lamerme el culo. Yo me intenté relajar dejando que su lengua entrara un poco en mi. Pero le dió prisa y se levantó mientras cogía el lubricante. Al bote de lubricante le habíamos adaptado una cánula de unos cinco centímetros para aplicarlo bien en el interior. Mi mujer hizo que un poco del gel saliera y lo frotó contra la cánula para acto seguido introducirla en mi ano. El frío del lubricante me dio una descarga pero fue un segundo antes de notar el producto llenando me ano mientras mi mujer sacaba la cánula poco a poco para que se ocupará la mayor parte de longitud posible. Una vez fuera, dejó caer un poco en la entrada y frotó con sus dedos mientras lubricaba también el dildo. Un dedo se abrió paso en mi interior y solté un gemido.
- Creo que ya estás listo. Pidemelo.
- ¿El que? - le pregunté.
- Ya sabes.
Claro que lo sabía. Puse mis manos sobre mis nalgas y estiré para que ella viera por completo mi ofrecimiento.
- Follame el culo amor. Lléname de polla.
- Como me gusta que me lo pidas - dijo mientras empezaba a empujar el juguete dentro de mi.
El lubricante y la calentura hicieron que me abriera rápidamente y antes de darme cuenta las piernas de mi mujer ya chocaban en mis nalgas.
- Que bien te ha entrado hoy putita. Si que tenías ganas.
- Muchas cariño.
- Disfruta mientras tú mujer te folla.
Sus manos se colocaron en mis caderas y empezó su trabajo. Con la práctica mi mujer había alcanzado una gran soltura. Cambiaba el ritmo, la intensidad, la fuerza, la cantidad de polla que me metía... Iba variando para que no fuera repetitivo. Yo disfruta, gemía, gritaba, le pedía más. Notaba la polla hinchada pero cuando fui a tocarmela mi mujer me dió un azote.
- No seas mala. No te toques que después te corres y me dejas sin leche.
- Es que necesito tocarme la polla.
- Porque estás caliente como una perra pero eso lo soluciono yo.
Y diciendo esto echó hacia atrás sus caderas hasta casi sacar completamente su polla de goma de mi culo, para clavarme después con un golpe seco. Tuve que gritar.
Mi mujer repitió la operación. El volumen de mi voz subía cada vez más.
- Si puta, grita. Grita mientras tu mujer te folla el culo duro. Que se entere todo el mundo que eres un maricon de culo abierto.
Con la emoción mi mujer hizo que el juguete saliera de mi. Noté como mi culo se quedaba abierto y pidiendo más. Mi mujer volvió a agacharse y me lamió mientras me metía dos dedos y con la otra mano acariciaba mis huevos.
- Me encanta cuando te la saco y se te queda dilatado.
Me agarró la polla con fuerza y tiro hacia detrás. - Levántate.
Tuve que hacerlo para que no me arrancará la polla. Fue tirando de mi rabo por debajo de las piernas hasta llevarme a la cocina. Yo sabía lo que significaba eso. Cuando llegamos y me soltó me senté en el borde de la mesa. Tenía la alguna justa para lo que íbamos a hacer. Separe las piernas y ella se coloco en medio. Volví a separarme las nalgas y ella se acercó a mi.
- A ver si puedo metértela sin tocarla - movió las caderas hasta que la punta se acercó a mi culo. Evidentemente fue fácil. Yo estaba completamente entregado. Solté las manos y agarre sus pezones. Fui tirando de ellos hacia mi hasta que el dildo volvió a estar completo en mi interior.
Cerré los ojos y me relaje. Mi mujer comenzó con un bamboleo lento. Apenas moviéndose. Note algo el la polla. Al abrir los ojos mi mujer estaba dejando caer un hilo de saliva sobre ellas. Sus manos empezaron a extenderla y pajearme a la vez.
- ¿Te gusta amor?
- Claro. Sabes que me encanta que me toques mientras.
- Vale. Pero no te corras. Guárdame la leche.
- Como tú quieras.
- Yo estoy a punto - dijo ella.
- ¿El consolador de dentro está haciendo su trabajo?
- Si, además sabes que me.pone muy cachonda verte así.
- Pues follame hasta que te corras - le pedí.
- Ahora mismo zorrita mia.
El movimiento aceleró un poco pero no demasiado. Ella se tocaba las tetas o me tocaba la polla. Los dos gemíamos.
Un par de minutos después noté en su cara el orgasmo.
Mi mujer sonreía mientras salía de mi y me daba una última lamida de polla y culo. Me incorpore y nos besamos.
- Te toca - me dijo.
La ayude a bajarse el arnés. En la zona de su coño estaba completamente empapado y el dildo interior estaba lleno de jugos de coño. Ella me lo ofreció para que lo chupara.
- ¿Está sabroso?
- Mucho. Tienes un coño delicioso.
Después de limpiar el dildo lo quité del interior y se lo bajé. Ella cogió el arnés y cambió los dildos. El que me había folla se colocó en el interior y el de ella se quedó sobre la mesa. Me pidió que metiera las piernas por los huecos y subió el conjunto. Dirigió el dildo otra vez a mí interior.
- Con cuidado - le pedí.
- ¿Cuidado? Lo tienes tan abierto que si te lo meto con el arnés se que caería.
Dió un último tirón haciendo que el consolador se incrustara de nuevo en mi culo. Mi polla ya asomaba por el agujero delantero y aprovechando que estaba desnuda se la metió en la boca.
Me la chupo solo un poco diciéndome que si lo hacía más me correría. Después se sentó sobre la mesa y abrió los labios de su coño para mi. No dudé. Al igual que mi culo ella estaba completamente dilatada. Entré al fondo y empecé a follarla. Ella cogió el dildo y tras chuparlo se lo frotó contra el clítoris.
Ella me miraba mientras se mordía el labio.
- Follame cariño. De puta a puta. Como te he follado yo a ti.
- ¿Te gusta que te follen? ¿Te encantan las pollas?
- Si. Me encanta tener una polla dentro.
- ¿Cuantas te han metido golfa?
Ella se rió. Era una pregunta que le hacía a menudo y ella nunca contestaba.
- Bastantes. Muchas.
- No me lo vas a decir ¿verdad?
- No. Confórmate con saber que han sido muchas y que a pesar de ello la tuya es la mejor. Tu rabo es con el que más puta me siento.
Aquello me calentó más. Empecé a follarla con más fuerza. Ella gritaba y yo gemía. Se apretaba las tetas y se mordía los pezones así misma.
- ¿Te gusta que te folle fuerte putita?
- Me encanta. Tanto como a ti - dijo entre gemidos - Somos un buen par de putitas ansiosas de polla.
Frené un poco y aprovechó para ponerme las manos el el pecho
- Cariño.
- ¿Que?
- Nunca te voy a decir las pollas que me han follado el coño ni lo que he zorreando. Pero si sabes una cosa. Las pollas que me han follado el culo.
Claro que lo sabía. Una. La mía. La había desvirgado cuando ella empezó a encularme.
- ¿Quieres follarte el culito de tu mujer?
- Si
- Ve por el lubricante.
Cuando volví del salón donde habíamos dejado el gel mi mujer estaba metiéndose el dildo el el coño. Siguió mientras yo repetía en su culo lo que ella había hecho con el mío. Después me embadurne bien la polla y la llevé a su culito. Ella sacó el dildo y separó sus nalgas.
- Lléname el culo de polla amor. Follale el culo a tu zora como tú sabes y hazme disfrutar.
Se la clavé. Gimió. Bombeé fuerte. Ella se retorcía.
- Dame, dame más.
- Vas a hacer que me corra.
- Mejor. Así me llenas de leche.
Cogió otra vez el dildo y le puso lubricante. Lo llevo a su coño. Me pidió que parara y se lo metió despacio. Note la presión en mi polla.
- Ahora cariño. Follame hasta correrte. Se que te pone mucho verme follada por los dos agujeros.
Aguanté un poco más. Lo justo para que ella se corriera de nuevo. Cuando se quedó relajada puse más empeño hasta que me derramé en su interior.
Me quedé quieto recuperando la respiración. Se incorporó. Nos besamos lentamente. Saque mi polla de su culo y ella dejó escapar un quejido. Saco el consolador de su coño. Se puso de pie mientras seguíamos besándonos. Me quito el arnés. Me acarició el culo y juegueteo con mis dedos en mi ano. Hice lo mismo con el suyo.
- Estamos bien abiertos.
- Si - susurré en mitad de un beso.
- De puta a puta amor. Te quiero.
- Yo también cariño.
- Vamos a darnos una ducha - dijo mientras me agarraba la mano y me llevaba al baño.
Dejamos el agua caer sobre nuestros cuerpos mientras seguíamos besándonos. Cariñosos. Orgullosos de tener esa relación sin tabues donde ambos disfrutábamos. Nos queríamos.

Publicado por: escritorsev
Publicado: 03/10/2024 11:55
Visto (veces): 582
Comentarios: 5
A 25 personas les gusta este blog
Comentarios (5)

jon100 | 02/11/2024 09:20

Me encanto seria un placer conocerles

pive | 01/11/2024 14:02

que locura!! magnífico.

canarioo1983 | 10/10/2024 10:51

Que envidia un relato increíble felicidades

atrevidosbrasil | 04/10/2024 08:52

Buenísimo y da gusto saber que no somos los únicos que disfrutamos así de rico 🤤

escritorsev | 04/10/2024 09:01

Para nada, somos muchos los que disfrutamos eso.

buscoprimeravez | 04/10/2024 07:41

Que buen relato, ojalá algún día me pase lo mismo a mí.

escritorsev | 04/10/2024 09:01

Gracias

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