En esta sociedad de hoy día, en la que much@s vamos/vais/van de un sitio a otro como pollos sin cabeza (aunque algun@s no se quiten a la hembra del pollo de la cabeza), me fije hoy en una mujer conduciendo un coche mientras escuchaba un video de Sergio (UTBH) en el que criticaba (una vez más) las incongruencias de un tipo de feminismo que sigue denunciando que no tiene acceso a ciertos derechos.
En ese momento me puse a pensar en la libertad que da tener el permiso de conducir y el acceso a un coche (propio o prestado) para moverse por casi cualquier parte y en cualquier momento, tanto sol@ como acompañad@, pudiendo así mismo hacer casi lo que quiera dentro del mismo vehículo, también sol@ y/o acompañad@.
Supongo que habrá gente que no le gusten los coches, ni por fuera ni por dentro, al igual que hay gente que les encantan y son un fetiche, enamorándose perdidamente de una marca y/o modelo en especial.
En términos generales mucha gente ha tenido experiencias amorosas en un coche, tanto de cariño únicamente como de sexo exclusivamente, o la combinación de ambas, gracias, entre otras cosas, a la cercanía de estar con otra Persona en un habitáculo de reducidas dimensiones compartiendo tiempo, ideas, experiencias, problemas, ideas, ... que han hecho cierto en un sentido figurado el refrán que dice que "El Roce Hace El Cariño".
Aunque también habrá malas experiencias dentro de un coche, quedándonos con las mejores y más positivas, agradables y/o placenteras, es hermoso recordar muchos momentos: como aquellos en los que de ruta durante una conversación o en silencio una Persona le pone a la otra su mano sobre su muslo, sin más, sin esperar ninguna reacción en especial; o esos otros en el que dos Personas dentro del coche parado y estando más juntas que conduciendo las manos se apoyan en otras partes y buscan el cambio de marcha que no se encuentra en la palanca; o los que simplemente una Persona espera dentro del coche con ganas a la llegada de la Persona Amada y cuando llega se le alegra el corazón latiendo con más impetu.
En fin, aquell@s chalad@s en sus locos cacharros, ojalá pudiéramos estar cada día un rato con la Persona Amada en un garaje hermético, y permanecer con ella encerrada en el que solo haya Cariño, Amor y Mucho Placer.