En la playa con Quique

En la playa con Quique

Hace años Quique y Amalia llegaron de la península huyendo del estrés y del ritmo de vida que tienen algunas zonas de la península. En apenas un mes se habían ganado nuestro corazón y ya formaban parte de nuestro grupo de amigos. A los tres meses sabían donde estaban todos los guachinches y la mejor carne cabra, solo les delataba su acento peninsular. Años después cuando nació su primer hijo, éste tenía un problema de salud que ya se superó,  pero en aquel momento al ser padres primerizos y estar su familia en la península decidieron volver, lo primero es lo primero, los que sois padres y madres sabéis bien lo que es anteponer todo para darles lo mejor.

Dos años después tuvieron otro hijo; siempre hemos mantenido el contacto, pero su hijo mayor llevaba años pidiendo saber como es el sitio en el que nació, yo les ofrecí mi casa mientras me quedaba en otra que mi familia tiene vacía, hicieron las maletas y se vinieron 10 días, excepto Quique que se quedó dos días más, es lo que tiene no ser residente y tener una familia, hay que mirar bien todos los gastos. Se reencontraron con todos los amigos, sus hijos disfrutaron lo que no está escrito pero tocó volver. Les dejamos en Los Rodeos, Quique y yo nos fuimos a la tejita a tomar el sol desnudos, no era la primera vez que íbamos, aunque Amalia solo hacía topless. 

Como había algo de viento nos fuimos a un rincón apartado, colocamos las toallas sobre unas piedras grandes, nos desnudamos y empezamos cada uno a darnos bronceador por todo el cuerpo, al llegar a la espalda y ver que sigo igual de torpe que siempre Quique se ofrece a darme crema pero me pide que me tumbe sobre la toalla, empieza a ponerme crema en los hombros y arriba de la espalda, noto que está incómodo y se puede lastimar así que le digo que se ponga cómodo sin problema. Coloca sus piernas a ambos lados de las mías mientras noto como su culo roza mis piernas, prosigue dándome crema por toda la espalda mientras la masajea, su mujer siempre decía que daba unos masajes increíbles y yo lo estaba comprobando, de mientras notaba como sus huevos y su polla rozaban mi culo.

Al llegar a mi culo no se corta y me pregunta ¿sigo? Sí por favor, respondo yo. Empieza a darme crema por las nalgas y las piernas, noto el roce de su culo y sus huevos pero no de su polla. 
He terminado, me dice. Más más más, suplico yo. Te toca, me dice tajante. No puedo, le respondo, ¿por qué? Porque estoy empalmado, le digo. ¿Y como te crees que estoy yo? Me doy la vuelta y efectivamente está empalmado, nos hemos visto desnudos muchas veces en los vestuarios cuando íbamos al gimnasio o al fútbol a jugar una pachanga entre amigos, tenía una polla muy normalita; pero ahora estaba grande, gorda y húmeda, veía como se la tocaba. 

Un tío que andaba por allí nos miraba mientras se tocaba. 
Quique me decía: siempre me gustaste como amigo, como persona y como hombre, cuando nos comentaste por carta tu sexualidad, en parte me vi reflejado en ti y desde ese día he soñado muchas veces con este momento, ahora depende de ti si quieres seguir o estoy haciendo el ridículo... Me acerqué a él, acaricié su cara y le besé mientras agarraba su polla dura como el acero. Empezamos a mamar nuestras pollas mientras el otro tío nos miraba desde más cerca y se masturbaba. Quique me tumbó en el la toalla y empezó a masturbar nuestras pollas hasta que nos corrimos. Me fijé como el otro tío se corrió donde estaba y desapareció. Acto seguido Quique se tumbó sobre mi torso lleno de nuestra leche. 

Recogimos y nos fuimos, por el camino paramos a comprar condones y lubricante, llegamos a casa y repetimos en la ducha, estábamos desnudos todo el día mientras nos tocábamos, nos pasamos los dos días follando, en la cama, en la ducha, en la playa de nuevo, prácticamente era lo único que hacíamos. No me gusta que me penetren, pero aquella vez me apetecía, empezó despacio con mucho cuidado, notaba a la vez dolor y algo de placer, pero me gustaba como me golpeaban sus huevos contra mi culo. Entonces me di cuenta, ¿no es la primera vez verdad? Se sonrió... No, no lo es, pero siempre que estaba con alguien ponía tu cara.
Disfrutaba cuando le penetraba mientras pellizacaba sus pezones. Pasaron los dos días y nos despedimos. Mientras abandonaba el aeropuerto repasaba mentalmente cada centímetro de su cuerpo, sus pezones, su culito blanco sin nada de vello, su polla circuncidada, sus huevos suaves y rasurados, su pecho fuerte y aún definido de horas de gym. 

¿Volvería a verlo y a repetir como estos dos días? ¿Uds. que creen? ;-)

Publicado por: discr-tfe
Publicado: 01/06/2015 00:37
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