Rendido a sus pies

Para los fetichistas de los pies femeninos ha llegado su agosto: estamos en verano. Pocas cosas pueden ser más excitantes para un fetichista que unos pies desnudos, cuidados y estilizados. Me declaro abiertamente fetichista de la masturbación en pareja, y en especial cuando se realiza con unos bonitos pies.

En el antiguo oriente la masturbación con los pies de una mujer era algo habitual, sirviendo como una alternativa muy atractiva al sexo sin penetración, evitando con ello además la concepción. Sin embargo no todas las mujeres hoy día entienden esa práctica. 

Recientemente he tenido un encuentro sexual con una "amiga". Durante estos encuentros, siempre trato de establecer una rutina de dos actos. El primer acto es para la higiene sexual de ambos, cuya finalidad es la consecución del orgasmo mediante la penetración convencional. Sin embargo, y una vez superado el periodo refractario, me gusta culminar la jornada con algún capricho sexual, que habitualmente suele ser algo que forma parte de tu parafilia.

Ayer, tras un primer lance exitoso, le pedí a Elena que me masturbara con sus bonitos pies. Para sorpresa mía accedió sin más, lo cual no suele ser algo habitual en una mujer del siglo XXI. Sé de lo que hablo.

Tras lubricar la planta de sus pies con aceite corporal, los uní para formar una cavidad en la que introducir mi pene erecto, de tal modo que una vez hecha la pinza, regulaba la presión y la cadencia masturbatoria mediante mis manos aferradas a sus tobillos.

Podrán imaginarse la situación, masturbándome de forma vigorosa con aquellos bonitos pies, mientras veía toda la escena en un espejo situado en la alcoba. Llegado el momento mágico, mantuve en una mano uno de sus pies, mientras con la otra mano seguía masturbándome hasta alcanzar el climax. Finalmente eyaculé de forma bestial en su empeine, convulsionando de placer mientras bombeaba la simiente de la vida en aquel campo estéril.

Cuando una mujer es tan generosa en el plano sexual, no queda otra que caer rendido a sus pies. 

Gracias Elena, tq.