Por mi trabajo tengo que viajar en ocasiones, normalmente entre las islas, pero en alguna que otra ocasión tengo que saltar el charco e ir a la península.
En uno de estos últimos casos el trabajo me llevó a Sevilla. Contaba con poder de la empresa a la que represento, por lo que viajé solo, sin cliente que me acompañara las 24 horas de mi estancia.
Tras acabar el juicio me dirigí al hotel, me puse cómodo y me dispuse a recorrer las calles de Sevilla como un turista más, ya que hasta el día siguiente no salía mi vuelo de regreso.
Durante la tarde disfruté de la visión de los monumentos locales... y no sólo arquitectónicos, ya que las mujeres sevillanas son de una extraordinaria belleza y sensualidad.
Tras una fría tarde recorriendo la capital andaluza volví a mi hotel, haciendo una parada en una tasca cercana a fin de poder cenar. Me senté en una mesa pegada a la pared y me puse a responder whatsapp mientras esperaba que me atendieran. De repente un alegre "buenas noches" me hizo despegar mis ojos de la pantalla del móvil... y allí estaba ella, 19 años, 1’55, 50 kg, morena, ojos y cabellos negros, menudita y alegre. Una mujer en un cuerpazo de niña.
La irrupción de tal belleza me dejó sin reacción durante unos segundos, lo que motivó que ella se riera y repitiera el "buenas noches"
- Buenas noches - balbuceé yo
- ¿Cómo está? - Me dijo ella mostrando una sonrisa perfecta, cuyos blancos dientes destacaban en su cara morena como la vía láctea en una noche clara.
- Bien... bien, gracias ¿y tú?
- No me quejo, la verdad. ¿Ya sabe lo que va a tomar?
- No, la verdad es que no he visto la carta
Tras lo cual ella me cantó la carta, me hizo algunas sugerencias y me cogió el pedido, tras lo cual desapareció y yo volví a enfrascarme en el móvil.
Cuando volvió con la bebida y el pan (y esos panitos bizcochados que me encantan), me preguntó de dónde era ya que por el acento, de Sevilla seguro que no era. Le dije que era de canarias y ella me empezó a decir que nuestra tierra tenía que ser muy bonita, a lo que yo le respondí con un "no tanto como tú", halago que respondió con una carcajada.
Durante el resto de la noche, y cada vez que venía a traerme un nuevo plato, nuestras conversaciones se alargaban mientras el restaurante se vaciaba. Así supe que era de un pueblo de Huelva, que trabajaba de camarera para pagarse los estudios de veterinaria, y que en su pueblo tenía novio de "toda la vida" y en Sevilla tenía amigos "de una noche". Comentario que me hizo con voz picara mientras me picaba el ojo. Dicho comentario provocó en mi una erección inmediata, oculta bajo el mantel de la mesa.
Cuando me trajo la cuenta me dijo que le faltaban 20 minutos para salir, y que si le hacía el favor de acompañarla hasta su casa, ya que hacía unas noches habían intentado robar a una compañera al salir del curro. De inmediato me ofrecí a acompañarla sabiendo que el comentario sobre sus "amigos de una noche" y esta invitación no eran casuales.
Mientras hacía tiempo, me dirigí al baño donde había una máquina de preservativos, proveyéndome de unos cuantos para la magnífica noche que me esperaba.
Al salir del restaurante fuimos paseando y hablando, mientras con bromas y comentarios nos íbamos rozando cada vez más, un inocente empujoncito o me cogía del brazo... hasta que la paré, la giré hacía mi y la atraje hacia mi cuerpo, rodeándola con mis brazo mientras nuestras bocas se confundían en un beso lleno de morbo.
Rápidamente nos dirigimos a su piso, un pequeño apartamento de estudiante en un 3º sin ascensor... 3 pisos que se hicieron eternos, ya que en cada rellano parabamos para acariciarnos, besarnos o, directamente, quitarnos prendas de ropa.
Una vez traspasada la puerta de su apartamento, la acorralé contra la pared y agarrándola el culo la aupé para besarle, momento que ella aprovechó para rodear con sus piernas mi cuerpo. Postura con la que ella me dirigió hacia el dormitorio, mientras nos besabamos con pasión, donde caímos los dos sobre la cama (sobre todo porque tropecé con algo, perdiendo el equilibrio).
Ya en la cama terminamos de desnudarnos y pude observar el menudo y maravilloso cuerpazo de esa chiquilla. De inmediato me fijé en su depilado coñito, haciéndome boca agua ese maravilloso manjar que de inmediato iba a saborear.
Mi cabeza se dirigió hacia sus piernas y empece a mover mi lengua por ese suave y dulce coño. Ella ya estaba bastante mojada en el momento en el que mi boca se posó sobre sus labios y pude disfrutar de su sabor desde el principio. Poco a poco empezó a contonearse y moverse mientras gritaba y me agarraba el pelo, hasta en un momento que preocupado paré y ella me dijo:
- No seas hijo de puta y sigue, quiero correrme una tercera vez más
Así que continué con su coñito, sin haberme percatado que con mi boca se había corrido ya dos veces (y dos más que se correría esa noche, sin contar con lo que siguió, ya que según me explicaría más tarde era multiorgásmica).
En un momento dado me dijo que parara y se dirigió a mi polla, que empezó a chupar mientras mi miraba con cara de la zorrita que era.
Siguió durante un rato hasta que le pedí que parara, me puse el condón y ella se colocó sobre mi, cabalgándome de una manera casi salvaje, hasta que pasado un rato cambiamos de postura, poniéndola a cuatro patas y penetrándola por detrás... hasta que el aguante llegó a su límite y ambos nos corrimos... yo por primera vez y ella por 5ª.
Eran las 4 de mañana y mi avión salía a las 9, así que nos despedimos y me dirigí al hotel, para ducharme y salir al aeropuerto teniendo por seguro que cuando el destino me devuelva a Sevilla donde iré a cenar.
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