La llevó hacia el centro de la habitación en la que había un solo taburete, un pequeño taburete redondo, lo suficientemente alto como para que sus pies apenas pudieran tocar el suelo. La guió hasta sentarla en el taburete, y rápidamente Kim se percató de las voces a su alrededor. Escuchó atentamente para ver si podía reconocer a alguien en particular, pero las voces hablaban demasiado bajo como para discernir una voz de otra. Todo el mundo lo saludaba, llamándolo por su nombre, por los saludos era fácil reconocer que lo conocían. Su mente se apresuraba a unir todas las pistas ¿Podría ser un bar, la casa de alguien? Aún así realmente no tenía ni idea, y disfrutó el misterio de todo. El soltó la correa y se alejó, asegurándole que estaría a salvo. No estaba preocupada, le confiaba su vida, él nunca haría nada que le hiciese daño.
Sentada, con el corazón acelerado, las manos temblorosas, nerviosamente cruzó sus piernas. Notó que la gente caminaba a su alrededor, de vez en cuando notaba un leve roce sobre alguna parte de su cuerpo. Se movían con naturalidad, no les resultaba extraño ver a una mujer sentada con los ojos vendados y con collar en medio de una habitación. Alguien toca su hombro; otro se inclina y la besa en la mejilla. Sorprendida por el beso, salta, mostrando lo nerviosa que esta, trata de relajarse y toma una profunda bocanada de aire. Durante todo este tiempo, el está sentado detrás de ella disfrutando de su gracia, de su belleza.
Otro beso. Un dedo roza su muslo. Kim se tranquiliza, reconoce su aroma acercándose, ella le regaló una sonrisa como signo de su complicidad mientras se acercaba. El se ríe y le dice, " nunca puedo acercarme sigilosamente a ti" le roza los labios con su dedo, los separa ligeramente, acerca un vaso a sus labios y le inclina el vaso mientras ella bebe.
Sonriendo ella dice, "Amo, tu siempre sabes lo que esta esclava anhela beber y este black russian está delicioso" Otro sorbo y su mano se mueve hacia las piernas cruzadas y las separa. A medida que las abre, va subiendo la apretada minifalda para poder separarlas aún mas, Kim nota el aire fresco en su coño desnudo y se percata de cómo el calor asciende a su rostro, el calor que le produce saberse expuesta ante otros, otros a los que ni siquiera conoce.
La besa en los labios y le susurra "Disfruto de mi sierva." Dándole un último trago para acabar la copa.
Él se aleja de nuevo y se sienta frente a ella, viendo su coño, sabiendo cómo ella desea cerrar las piernas pero que no lo hará, la conoce bien, mejor de lo que ella se conoce a sí misma. Se siente muy orgulloso de ella, sentada en medio de una habitación llena de extraños, tan recta, confiada, un poco tímida y, en cierto modo, muy inocente, confiada de su Amo. Él sabe cómo y cuándo llevarla a sus límites, y goza con esa responsabilidad.
Kim sigue pensando, escuchando, preguntándose dónde están, dónde la habría llevado, de fondo se oye música reggae, y ella no puede dejar de empezar a moverse al ritmo de la música; los efectos del alcohol han hecho que se relaje. Seguía sentada con la espalda recta, la cabeza erguida, manteniendo las piernas abiertas imaginando a todos aquellos que debían estar mirando su coño. Una voz de mujer se acerca, la mujer huele muy dulce, y le susurra al oído "hermoso coño, quiero comerlo, degustar ese maravilloso néctar tuyo", luego un dedo se deslizó entre los labios de su vulva, separándolos, deteniéndose en su clítoris. Su dedo se movía despacio, pero con una inusitada habilidad que hizo que Kim se mojara de forma inesperada, chorreando sus labios resultaban mas deseables y notó como la mujer se apartaba
La siguiente voz fue de un hombre. "Deslízate hacia delante en el taburete, " se dirigió a ella en un tono firme y calmado. Kim obedeció sumisa, como había sido entrenada, se movió hacia adelante y notaba la voz entre sus piernas, el roce del bigote sobre su suave piel la hizo saltar. Kim esbozó una sonrisa cuando notó su lengua recorriendo arriba y abajo los labios de su coño, disfrutando cada vez que le sorbía el clítoris, se lo mordisqueaba, tiraba de el con sus labios, lo rozaba con sus dientes y un gemido se escapaba de su boca. Aquel extraño estaba decidido a llevarla al borde del orgasmo y, de nuevo, al igual que la mujer, se detiene, se levanta y su voz se desvanece al igual que pasara con la mujer.
Kim está empapada, puede sentir el charco de jugos entre sus nalgas y el taburete
El Amo se acerca de nuevo, sin decir una palabra, ella sólo detecta su presencia. Nota como el se sienta detrás suya, espera y sus brazos la rodean tiran de ella hacia atrás y nota su varonil torso desnudo a través de su blusa, con un gesto de habilidad le desabrocha todos los botones, dejando al descubierto sus hermosos y firmes pechos. Kim inclina la cabeza hacia un lado sintiendo el calor de su aliento en su cuello y la suavidad de sus labios mientras se rozan en el lóbulo de la oreja, enviando corrientes eléctricas a través de su cuerpo, sus pezones se endurecen mientras los labios del Amo recorren su cuello inundando sus sentidos. Él pasea sus dedos a lo largo de sus pechos, acariciando sus pezones. Kim nota otra presencia entre sus piernas, al instante el Amo le susurra "Feliz aniversario, mi esclava" ella sonríe, y en el mismo momento, siente el frío de las pinzas sobre sus pezones. Otro beso en la mejilla en el mismo instante en que las pinzas muerden la carne de sus pezones, un grito escapa de sus labios. Él le sujeta las tetas y ella gime agradeciendo su ligera caricia. Le encanta que le acaricien los pechos y quiere mas mientras el se separa y alguien ocupa su lugar.