Era invierno, uno de esos inviernos que en Canarias son 18 grados y nos parece que estamos en el polo, sobre todo cuando el rey Sol nos abandona, y la bella Luna nos hechiza con su presencia.
Me comentan que debo viajar a Barcelona por motivos laborales. Que jodienda pienso al principio, que frío voy a pasar, eso si va a ser frío, que si la lluvia, que si el viento, todo lo imaginable era un motivo para maldecir el tener que viajar.
Pero bueno, es lo que hay. No estamos para contradecir a los jefes, ni mucho menos hacer la más minima contradicción a sus motivos. Nada habrá que pensar en positivo y ver como podemos aprovechar lo que una gran ciudad nos puede proporcionar.
Donde comer, donde tomar una copa fue una de las primeras cosas a planificar. Que si butifarra, que si pan con tumaca, que si escobillada, la cosa sonaba bien y poco a poco el viaje no se veía ya tan desastroso, incluso se empezaba a ver cosas positivas. Que si el trabajo medio día y queda resto de la tarde libre, que si el hotel tiene buena ubicación etc.
Aún faltaba algo para que el viaje fuera completo, en todos los sentidos. Ir a una buena página de contactos. Hay tantas en Barcelona que es difícil elegir sólo una. Pues nada, una tras otra, una con sus precios desproporcionados, otras con mujeres impresionantes, otras, otras... Que difícil elección.
Tenía una cosa clara, que iba a ser un lésbico...
Continuará