Te puede pasar a ti... o no... 3º

Te puede pasar a ti... o no... 3º

Y como siempre todo se veía gris, no solo el tiempo de Noviembre que ya había llegado con sus lluvias y frío, sino como se dice "el caminar de la perrita", no llamaba al optimismo y alborozo la semana, más bien al desánimo normal del inicio de cualquier semana que se acrecentaba en esta especialmente, por el hecho primero de tener que quedarse alguna tarde a sacar los malditos datos para la asesoría, sino también a como  las últimas semanas el Tete no había dado ninguna alegría, más bien su habitual dosis de pesimismo.
Nos encontrábamos con esta perspectiva, que sólo mejoraba pensando que todos los días  al menos íbamos a desayunar y tendríamos el medio bocadillo de pata con queso, el zumo de naranja, un buen barquito especial, y todo eso aliñado con ver y hablar un rato con Julia, y contarnos nuestras peripecias del finde y de la semana.
Al llegar, nada más verla la note un poco más callada, y menos pizpireta que normalmente. Eso se le veía, sólo con conocerla, un "buenos días D. Pepo, como esta", no faltaba nunca, pero su sonrisa picara y su mirada menos expresiva que en otras ocasiones. 
"Que te pasa guapa" le dije, no creo que sea por el Tete ... me reí, sabía que a ella el futbol ni fu, ni fa, pero era para darle pie si me quería contar algo.
Me contó en apenas tres minutos, lo que pasó, entre pedir, servirme y cobrarme. Que ese finde pasado había discutido con su novio, ya que este había ido de cena con sus colegas y había llegado el domingo de amanecida, que ni a la playa habían ido, como habían quedado el sábado. Que sólo lo había visto el domingo por la tarde y el resumen de la salida fue para discutir.
Yo poco le pude decir, solamente que no se preocupara, que eso era cosa de jóvenes, que alguna vez ella saldría con sus amigas y pasaría lo mismo, que lo mejor es la confianza en la pareja, y no llevarse por los celos y... bla, bla. 
El Martes paso sin pena ni gloria, lo único respetable, es que Antonio se quejaba de que le dolía la espalda, que sería la lumbalgia de siempre, que el cambio de tiempo con la llegada del frío, le acentuaba el dolor. 
Y llego el miércoles, Antonio no estaba por la mañana ya que había ido al médico por la espalda. Poco pude hablar con Julia que intentaba multiplicarse para atender a todos los clientes sin perder su sonrisa. Simplemente le comente que "estas mejor", y me sonrió con esa sonrisa que no necesita palabras...
Continuará

Publicado por: pepo2991
Publicado: 21/10/2015 19:28
Visto (veces): 228
Comentarios: 1
A 1 personas les gusta este blog
Comentarios (1)

morgana | 22/10/2015 15:41

Me tienes súper intrigada... :-)

Nuestra web sólo usa cookies técnicas para el correcto funcionamiento de la web. Más información