Te puede pasar a ti... o no... 4º.

Te puede pasar a ti... o no... 4º.

Amaneció nublado, y con perspectivas de lluvia. Las ganas de levantarme eran muy pocas, era el día que a mi me tocaba quedarme por la tarde para poder terminar con la documentación que teníamos que llevar el viernes a la gestoría.  
Cogí  el almuerzo, una ensalada con tomate, atún, lechuga, aguacate y queso, aderezado con un buen aliño de aceite virgen ... ja jaja, ya queda poco de ese aceite, y vinagre de módena. Una tortilla francesa de jamón y queso amarillo, una natilla de chocolate y una pera, suficiente para comer y suave para no dormirse por la tarde en la silla. Me lo comería en el office y intentaría salir lo más temprano posible.
Fui a desayunar como siempre a "El Barraquto", Julia seguia sola, ya que Antonio seguia de baja. El segundo día sola, pero estaba super suelta, ágil, con su sonrisa perenne  sus palabras susurrantes y agradables hacía los clientes. Le pedí lo de siempre el sempiterno bocata de pata con queso, el zumo de naranja y el barraquito especial. 
Cuando le pague la consumición, le comenté que esa tarde me iba a quedar a trabajar, que las ganas eran nulas, pero bueno, las perritas de las horas extras estaban muy bien. La vi moverse como una bailarina, hacía la caja a buscar el cambio, que cintura, que culo que buena... mi mente voló... "aquí tienes Pepo, hasta mañana", y esa sensación de coger el cambio  y tocar su dedos levemente como siempre, ya hicieron que volviese a mi aburrida mesa con una sonrisa de quinceañero.
LLegó el  mediodía. los compañeros sobre las 15 horas, se fueron marchando. Yo preferí que se fueran todos para ir al office y almorzar. Comí tranquilo, sin prisas, la tarde aún era larga.
La idea era salir sobre las 19:30 para ver el partido de la Champión que daban ese día. Pero la tarde se complicó, como un examen de álgebra, eran casi las ocho cuando pude por fin salir.
Había aparcado no muy lejos, en una calle por detrás de "El Barraquito". Llevaba ya más de media hora lloviendo,  y parecía que no quería parar, con lo cual paraguas. chaqueta, bufanda y para el coche. Al llegar a unos veinte metros de "El Barraquito", vi una figura agachada por fuera de la puerta, como en cuclillas, seguí acercándome mientras la figura subía y bajaba. No la distinguía muy bien, la oscuridad de la noche, la presbicia, la lluvia y la oscuridad de la calle no ayudaban mucho. 
Cuando ya estaba casi a diez metros de la figura, oí un " joder en esta maldita cerradura", y un rayo atravesó mi única neurona masculina, para enviar la información al cerebro, tras pasar por la biblioteca de sonidos conocidos... era la voz de Julia.
Me quedé un segundo parado, la sorpresa de esa voz conocida e inesperada me aturdió. "Pero Julia que haces aquí le pregunté". Me miró y exclamó "Pepo, ayúdame que no puedo cerrar". 
Cerramos  la puerta del bar entre los dos, le pregunte que hacía allí a esas horas. Me dijo, "Pepo como se nota que por las tardes no vienes por aquí el bar se cierra a las 20 horas, siempre cierra Antonio, pero hoy como estos días tengo que cerrar yo". 
"A pues mira, no lo sabía", le contesté, mientras intentaba que no se mojara tapándola con el paraguas.  Bueno yo voy para el coche, donde tienes el tuyo le dije. "Yo, no tengo coche, me contesto". "Me suele recoger mi novio, pero desde el Domingo no lo veo después de la discusión", cogeré la guagua, que pasa a las y media me dijo.
Entonces un calor subió de mi pecho, lo noté en la cara, y lo noté en mi pene... tengo que preguntarle, no te cortes, se valiente, se hombre, se amigo se... "Quieres que te lleve" le pregunté... " Pues si no te es molestia, o no te pongo en un compromiso, pues sí". "Compromiso, ninguno para eso estamos... "
Fuimos caminando para el coche, seguia lloviendo y la intentaba tapar con el paraguas, caminábamos despacio, yo no tenia ninguna prisa... al partido que le den pensé. Agárrate a mi brazo izquierdo, que te vas a resbalar en el agua con esos tacones le dije, mientras con el derecho sujetaba el paraguas, y la fiambrera, haciendo verdaderos equilibrios pero sin manifestar nada... quien iba a quejarse si estaba ella agarrada a mi, a Pepo, al cincuentón ... pero en esos momentos había rejuvenecido por lo menos, así lo sentía yo, y mi pene lo colaboraba...
Continuará

Publicado por: pepo2991
Publicado: 27/10/2015 19:42
Visto (veces): 252
Comentarios: 4
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Comentarios (4)

diosssa | 31/10/2015 11:03

parece que al fin comienza la historia...

masajista-norte | 30/10/2015 15:47

Son unos relatos geniales pero por dios concluye la historia que nos tienes desesperados por saber como acaba, jajajaj, felicidades por tu manera de escribir.

eugeniaydolmace | 28/10/2015 19:14

Una forma de contarlo genial, te has ganado dos admiradores.Aguardamos con impaciencia el resto.

morgana | 28/10/2015 19:07

Me encanta cómo cuentas lo que sientes... Es casi como si te estuviera viendo cerrando esa puerta con ella. Genial!

eugeniaydolmace | 28/10/2015 19:15

Totalmente de acuerdo con esa apreciaciòn.

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