Las noches de La Palma!

ivantf75 | 17/02/2012 19:15 | 53 veces vista
Yo vivía en la isla de La Palma.

Las farolas son especiales, con una luz naranja tenue, para no contaminar el cielo nocturno. Casi todas las casas tienen luces que evitan deslumbrar los cielos. En La Palma están muchos de los mejores telescopios para observar las estrellas.
Yo vivía como en las medianías de la isla, a mitad de camino entre el mar y la cumbre. Una zona con pocas casas. El cielo en una noche normal sería algo así como el cielo más estrellado y limpio que hayas visto nunca, pero había noches, sobre todo en invierno, tras unos días de tormenta en los que quedaba claro y despejado. Yo subía a la azotea, y me acostaba viendo el cielo. Yo sufro un poco de vértigo a las alturas, y aquél cielo daba vértigo. No te imaginas la profundidad, la luminosidad, debe ser lo más parecido a estar en órbita. Para q te hagas una idea, de madrugada, antes del amanecer, se ven objetos brillantes que cruzan el cielo y quien no sabe puede pensar que son aviones. Pero las luces de los aviones parpadean, en realidad se trata de satélites de comunicaciones, que reflejan la luz del sol antes del amanecer.

Difícilmente verás eso en otro sitio. Me gustaría que estuvieras conmigo, allí tumbada bajo uno de esos cielos espectaculares. Estarías hipnotizada por su resplandor, absorta observando cada detalle. Y yo aprovecharía para explorar tu cuerpo, para acariciarte mientras observas un cielo que no te acabas de creer. ¿Te imaginas?

Me gustaría acariciarte, desvestirte y sentir tu piel. Me imagino dejándote desnuda de cintura para abajo, acostándome con la cabeza en tu entrepierna, subiendo tus piernas, una sobre cada uno de mis hombros para comerte, seguro que me sujetarías la cabeza por el pelo para que no abandonase tu sexo. Pero yo no abandono nada, eres tú la que te abandonas a las sensaciones mientras no pierdes detalle del cielo. Las estrellas fugaces son nítidas, se ve el trazo de su estela atravesando los cielos. Mientras yo repaso tus muslos con mi lengua y con mis labios húmedos, juego con mi nariz en tu clítoris en tanto te lamo los labios, suave, despacio, sin prisa, pero sin pausa.
Bajo ese cielo te sientes tan, tan pequeño, pero a la vez, conmigo comiéndote el coño te sientes tan, tan bien, que el tiempo pierde todo su significado.

¿Cómo vas princesa? ¿La humedad te ha obligado a tocarte para saciar su sed de sexo? O simplemente ¿realizas una lectura que tiene un punto que te excita?
Espero, que sea como fuere, de momento estés a gusto, porque ahí sigo yo, lamiendo desde tu culito hasta tu clítoris, me centro por momentos en tu culito, lamiendo, jugando con mi lengua, chupándolo como si fuera un manjar. Es un manjar. Sentirías mi lengua entrando en tu culito mientras te froto el clítoris con mis dedos húmedos de tus secreciones. Mmmm cómo se estremece tu cuerpo! Eso sí que es sentir placer! Recibir placer directamente en tu alma!
Mi lengua daría paso a un dedo juguetón que te penetraría el culito mientras subo lamiendo hasta tu vagina. Te como el coño como si te comiera la boca, mis labios bailan con tus labios, mi lengua penetra en tu sexo,
juguetona, acariciando las paredes de tu vagina y buscando los rincones más secretos e íntimos de tu sexo.
Mis labios acarician los tuyos, los abren y los cierran, prenso tus pliegues y los chupo, y ya son dos los dedos que juegan en tu culito mientras otros dedos no cesan de frotar tu clítoris. Lo tienes durito, y se estremece con mis caricias. Puedo sentir cómo palpita ante mis caricias.
¿Qué tal vas amor?¿ Te estás metiendo los dedos o algún consolador? ¿Juegas con un vibrador y no has podido evitar desprenderte de tus braguitas? ¿Están tus pezones duritos? ¿Sientes como muy llenos tus pechos? La vida te iba a extraer yo de esos pechos, succionando con todas mis ganas.

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Respuestas (1)
ivantf75 | 17/02/2012 19:15
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No me respondas, pues sigo chupando ese clítoris. Antes de que te corras dejo de comerte el coño, y me pongo de cuclillas ante tu entrepierna. Te abro de piernas, poniendo una a cada lado de mí, sobre mis muslos. Quedas expuesta a mis deseos, así que me saco la polla, dura, bien dura, y la poso sobre tu coño. Te doy algunos golpecitos con ella. Te golpeo con suavidad el clítoris, y la notas dura y cálida. Chapotea tu coño cuando cae sobre él mi polla.
Comienzo a frotarte el coño con ella, a empaparla con tus fluidos y cada vez se desliza con mayor facilidad sobre tu coño, sobre tu clítoris. Tú sigues flipando con el cielo mientras tu cuerpo se consume de placer por dentro. Te dejo sin ropa, y quedas desnuda con lo pechos al aire. Y prosigo frotándote el coño.
¿Te encanta? Me gusta!
Te retuerzo los pezones, con delicadeza y tu coño brota secreciones. Estás toda mojada y mi falo chorrea tus fluidos, y mis huevos gotean en tu culito. Necesitas que te folle, quieres sentirla dentro, así que me tumbo sobre ti, tus pechos contra mi pecho, mis manos a tu espalda, y coloco mi glande en la entrada de tu vagina.
La meto despacio, lentamente va entrando, poco a poco, hasta sentirte llena. Cuando te sientes llena te sujeto por los hombres, me aferro a ti, y te atraigo hacia mí. Sientes que, aunque ya estabas llena, mi polla te penetra un poco más, y sientes ese puntito de dolor. Es mucho, tan adentro es demasiado, te libero un poco y vuelvo a darte ese pequeño toque de dolor. Mi polla está siempre dentro, profunda, pero esos pequeños toquecitos, al limite del umbral del dolor, tan profundo, s te vuelven loca. A cada empujoncito expiras un jadeo, cada vez con mayor fuerza y notas cómo el chorro que sale de tu vagina te baja por el culito, y mi polla sigue dentro.
¿Sabes cómo te digo? Tirando de tus hombros hacia mí, para clavártela bien adentro. Eso provoca una cascada de placer.
Sí sabes a qué me refiero, no sé si lo has sentido antes o no, pero sabes a qué me refiero.
Pues cuando ya te he hecho jadear unas cuantas veces retiro mi polla casi del todo, despacio, y cuando está casi fuera la vuelvo a meter hasta el fondo. Así, con ritmo, una y otra vez. La retiro, y te atravieso otra vez. Sientes la fricción de mi polla dura en las paredes de tu vagina. Aprietas tu vagina, presionando con las paredes mi falo como si me agarrases la polla. Con el coño intentas castigarme pero se me pone más dura aún, más grande, y sientes más placer.
Bajo tus nalgas comienza a formarse un charco por tus efluvios, y comienzas a chapotear con los movimientos de tu pelvis. No puedes evitarlo, estás cachonda. Estás muy mojada.
Ya sé que también estás mojada ahora, pero eso es poco comparado con cómo estarás cuando lo hagamos. Necesitarás recuperar líquidos.
Poco a poco voy aumentando el ritmo y en cada embestida remato con una penetración profunda, con ese punto de dolor que te enloquece. Cada vez más y más rápido. En otra ocasión pensarías que estoy a punto de eyacular porque te follo con mucha fuerza y muy rápido, pero me conoces y sabes que tienes tiempo para disfrutar. En vez de apurarte lo disfrutas y abrazas mi cadera con tus piernas empujando mi culo hacia ti, para ayudarme en la penetración, la quieres sentir mas adentro. Te encanta que te destroce.
Por un rato seguimos así, sudorosos, con la respiración entrecortada. Necesito bajar un poco el ritmo pero no quiero perder en intensidad, así que vuelvo a ponerme de cuclillas ante ti y sitúo mi polla en tu culito. Juego un poco con él mientras te froto el coño, y meto la puntita de mi polla en tu culito. Te sujeto con firmeza la cadera con mis manos, y tiro de ti hacia mí clavándote mi polla en el culo. Al principio esa sensación de incontinencia mezclada con el placer que experimenta tu clítoris, que no deja de vibrar.
¿Te vuelvo loca?
Te giro de medio lado y subo tu pierna, cruzando tu entrepierna ante mi pene. Quiero disfrutar de tu culito, y estás tan cachonda que no ofreces la más mínima resistencia, estás lista para vivir sensaciones fuertes. Al principio te penetro muy despacio, para que dilate, para que se lubrique, y luego con fuerza, hincándola con ganas. Haciéndote jadear nuevamente, y llegando a ese puntito de dolor que te pone como una moto. Sientes los huevos chocar contigo son el tope que impide que entre más en ti. Una mano te hace sufrir presionando tu clítoris y la otra te pellizca con fuerza un pezón.
No te reconoces, pero es que el placer es tan intenso que tu cuerpo se abre a nuevas sensaciones que intensifican tu orgasmo. Si mi lengua fuera una polla te la metería en la boca hasta la garganta, y es que poco más puedo hacerte para llevarte al paraíso. Y tú viendo aquel cielo profundo, y te sientes como si fueras a dar a luz a la madre tierra.
Es noche cerrada y se oyen los grillos, que no paran de cantar, y en medio tú, gritando de placer. Contraes tu cuerpo, o al menos lo intentas, pero yo te sujeto, y lo mantengo estirado mientras penetro tu culito. Eres mía!
¿Qué tal vas amor? ¿Aún no te has corrido?
Será porque sigues hipnotizada por el cielo, pero te libero de esa hipnosis y te doy la vuelta, y quedas boca abajo. Ahogas tus gemidos mordiendo la colcha sobre la que estamos y yo te abro las piernas con mis rodillas. Te abro bien, para evitar cualquier resistencia. Tu coño sigue chorreando, brilla en la noche pidiendo guerra. Sé que no debería hacerlo, pero entierro mi rabo en tu coño con todo mi peso. Me encanta cómo gritas, mordiendo la colcha. Te tengo sometida, allí clavando mi polla con ganas, y tu coño no deja de chorrear. ¡Qué pasada!
Cuanto sientes que tienes fuerzas empujas tu culo hacia atrás, y en esos momentos es cuando más te duele,
con más fuerza sientes que se clava mi rabo. Yo te muerdo la espalda, te muerdo el cuello y los hombros, y tú arañas y muerdes la colcha, temes que mis gritos me detengan, así que los ahogas, pero eso me pone tanto que mi polla explota.
Quiero devorarte. ¿Te gustaría tenerme contigo para que te follara así?
Estoy a punto de correrrme en tu coño, y de llenártelo con mi leche. Ahí, boca abajo, te voy a llenar de semen. ¿Te gusta?
Notas mi leche caliente saliendo mientras te golpeo con más fuerza. Te estoy haciendo una marca en el hombro del mordisco que te doy. Mmmm debe de ser una pasada correrse dentro de ti. Saco la polla y la sacudo sobre tu culito que sigue un pelín abierto, tardará un ratito en cerrarse. Tienes el coño palpitando, goteando placer.
Me tumbo a tu lado y tú no paras de temblar, sudorosa. Te fallan las fuerzas y yo me quedo mirando el cielo,
buscando aire, recuperándome. Cuando paran de temblarte las piernas, te acercas a mí, y comienzas a lamerme la polla. Buscas los restos de leche aunque ya no la tengo durita, pero igualmente me la chupas extrayendo las ultimas gotas.
Mmmmmmm Mientras me chupas los restos de semen, ves como mi polla va endureciéndose poco a poco. Cuanto más chupas, más dura se pone, se marcan todas las venas. La sientes rugosa y dura, a la vez que suave y tierna.

Qué gozada! Te necesito a mi lado! ;-)
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