pyo
| 18/09/2019 10:23 | 915 veces vista
Mucho leemos últimamente; "aquí estamos para follar", "no hay gente liberal", etc. También es fácil encontrarse poseedores de la más absoluta sabiduría, que te indican cómo hablar, que decir, dónde "te llaman" o donde no. Cómo si de gurús espirituales y expertos en relaciones interpersonales se tratase. Los hay que creen que tienes que dar explicaciones por usar libremente la lista negra, o al menos tener un motivo lógico y coherente para su uso.
Si es libertad, ¿no sería correcto decir que uso la lista negra con el criterio que considere? Y que no debe tener un sentido para el alistado/a, sino para mí/nosotros. Si es mi libertad y derecho, y por supuesto no menoscaba los derechos del prójimo, ¿Debo una explicación? Tengo mis serías dudas.
Si gozamos de una teórica liberalización de nuestras mentes. ¿Que supremacía empuja a alguien a decir a otro qué hacer y cómo actuar? Si algo no me gusta y decido dar mi opinión, ¿Necesito que "me llamen" para hacerlo?
Es seguro que hay una mayoría aquí para follar, eso es evidente. Pero también un grupo, muy numeroso, que busca algo más, e incluso algo totalmente distinto. Amistad (con o sin derecho a roce), dar a conocer sus textos eróticos, espiar si su pareja tiene perfil, y un largo etcétera. ¿Cómo es que hay quien se aventuran a generalizar sus propias motivaciones hacia el resto de individuos? ¿No cabe en las mentes liberales que no todos somos iguales? Tal vez existan mil enfoques distintos de una web, no tienen que coincidir, y no por ello uno es más válido que el otro.
¿Tan complejo es respetar?