Después de jubilarme, fuí hasta la Seguridad Social para poder recibir mi certificado de jubilación.
La mujer que me atendió solicitó mi d.n.i. para verificar mi edad.
Busqué por todos lo bolsillos y me di cuenta que la había dejado olvidada en casa.
La funcionaria dijo que lo lamentaba pero que tendría que ir a buscarla a casa y volver más tarde. En esto, me dijo: "Desabotonese la camisa"
Entonces me desabotoné la camisa, dejando expuestos mis pelos rizados y plateados.
Ella me dijo: "Este cabello plateado en su pecho es prueba suficiente para mi".
Y procesó mi jubilación.
Cuando llegué a casa, le conté a mi mujer entusiasmado, lo que me ocurrió.
... Ella me dijo: "¡Vaya! ¿y por qué no te bajaste los pantalones?
Podrías haber conseguido una invalidez permanente también... "
Y, entonces, comenzó la pelea...
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