Por una parte, a los gatos les gusta ser mimados y acariciados por los humanos a quienes se sienten asociados, a personas que reconocen y con quienes tienen trato.
Por otra parte, los gatos se acarician contra nosotros cuando se frotan contra las piernas de una persona, pero realmente no es sólo por un tema de mimos o de vínculo, es porque el gato se acaricia también para marcar a los humanos que reconoce como amistosos.
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