Pues pocas aventuras estoy teniendo yo aquí. Vamos a ver hoy. Ahora me ha dado por arrancar las noches en un karaoke de finlandeses donde toda la música la bailan a saltos aunque sea lento y siempre parece que estén celebrando el fin de año. El sol les sienta bien. Las mujeres siempre te miran con sonrisilla beatífica y no se escatima con el ron en el cubata. Esa gente sabe.
Ahí tomo el primero, luego bajo al CITA, cada año peor, cada año intentando salvarse de su inevitable destino que es la demolición. Todo es tan extraño ahí que ayer ligué en el Bavarian ¡en el Bavarian!
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