Imagina que nos encontramos en una terraza cualquiera. Es la primera vez que nos vemos... ¿Creías que no iba a venir, no? Pues aquí estoy, siempre cumplo mis promesas.
Te miro de arriba a abajo. Me gusta lo que veo. Pero no te digo nada... no quiero que te asustes. Sí, ya lo decidí, pero quiero comprobar que mis sensaciones son las correctas..
Un cortado, un té frío... Un par de sonrisas nerviosas, empezamos a charlar. No dejo de imaginarme cómo sería estar lamiendo todo tu cuerpo, el que escondes debajo de tu ropa. Llevo todo el día mojada, con ganas de sexo... Y he decidido que te quiero a tí.
Charlamos un buen rato... Trabajo, aficiones, mundillo swinger... Dos horas que pasan volando. Yo cruzo mis piernas, me siento mojada... aunque todo lo que quiero es que tú seas quien me seque con tu lengua.
Es hora de irse, tenemos cosas que hacer... Pero quedamos para más tarde. Cuando vamos caminando hacia el coche, pienso que me gustaría secuestrarte y llevarte directamente a mi casa (contrólate Morgana)... Te dejo en el súper, yo voy a casa. Y me preparo para tí... Estoy deseando que suene el teléfono...
Por fin llamas!!!! Hablamos por teléfono. ¿Qué te apetece hacer? ¿Quieres ir a cenar, a dar un paseo?... Y te contesto que no, que no quiero ni cenar, ni un paseo... ¿te hago un croquis de lo que quiero?.
Te voy a buscar en mi coche, la música a tope, como preparándome para lo que se viene. Cuando te veo llegar, vuelvo a sentir que no me he equivocado contigo... Guapo, sonriente... Me gusta cómo hueles.
Llegamos a casa hablando un poco de cualquier cosa, me siento un poco nerviosa. Tú tienes más experiencia que yo, y no quiero meter la pata... Entramos, subimos la escalera... Tú detrás de mí. Me tomas de las manos, de la cintura... me tocas el culo, las caderas. Y me encanta.
Me paro arriba, al lado de la barandilla, está medio oscuro... Quiero que me sientas, que notes cómo me tienes. Me rozo contigo, de espaldas. tú me acaricias por encima de la ropa... Cada vez estoy más mojada. Me dejo acariciar... Los pechos, las caderas... Te acaricio. Me encanta notar el bulto que tienes entre las piernas...
Te llevo de la mano a la cama, y empieza el baile... el ritual del besos, caricias, de tirar de la ropa... cuando por fin te veo totalmente desnudo... La perfección hecha cuerpo. Y encima te has puesto un anillo en el pene, me encanta verlo tan duro... Te como, me tocas... Te saboreo, me acaricias. Te escucho gemir, te miro a los ojos y te digo... sigue.
Y sigues, y me penetras, y siento que tienes el tamaño perfecto... Y siento que puedes hacer conmigo lo que quieras... Hazlo! Ponte detrás mío y no pares hasta que me escuches decir tu nombre... Y entonces quiero que no pares, que sigas empujando hasta escucharte a tí correrte como nunca antes...
No te asustes, me gusta lamerla después de que te hayas corrido, es cuando más sensible está... Y me gusta notar cómo te retuerces de placer. Miradas, complicidad, caricias... sonrisas. Tienes que irte, pero sé que algún día, volveré a sentir ese tamaño perfecto dentro de mí.
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