El verano es un tiempo propicio para mejorar la ’media anual’ de relaciones sexuales. Siempre se tiene más tiempo, menos estrés y suele haber más oportunidad.
Son millones de personas en nuestro país las que padecen de problemas en el control de su eyaculación. Muchos hombres y sus parejas sufren ’en silencio’, y son pocos, aún, los que se animan a buscar ayuda médica.
La cifras exactas son difíciles de concretar, pero una proporción considerable de hombres tiene eyaculación precoz, ya que las estimaciones de la prevalencia han oscilado entre el 3% y el 20%, según la definición utilizada. De acuerdo con Althof, el uso de una definición estricta -un tiempo menor al minuto desde la penetración hasta la eyaculación- da lugar a una prevalencia del 2% al 5%. Pero no es menos cierto que muchos hombres no se quejan del tiempo solamente sino, sobretodo, de la falta de control; es decir, no poder decidir en qué momento eyacular.
Clásicamente, siempre habíamos considerado que la llamada terapia combinada, a base de tratamiento psicológico (conductual) más fármacos, demostraba los mejores resultados.
Recientemente, el ’gurú’ del buen hacer médico, la ’Cochrane Library’ ha publicado un estudio de revisión en el que analiza el valor del tratamiento psicológico con resultados negativos sobre su eficacia.
De acuerdo con los autores, la terapia conductual para la eyaculación precoz tiene poca evidencia que sustente su uso continuado. Unos cuantos estudios publicados mostraron "evidencia débil e inconsistente" en cuanto a que los tratamientos psicológicos mejoren cualquier criterio de valoración importante relacionado con la eyaculación precoz.
Llama la atención que los resultados no se parecen a la cifra de éxito del 97, 8% para la intervención psicológica publicado por Masters y Johnson, investigadores sexuales pioneros en este campo.
"Tenemos que hacer más para demostrar que funciona, " dijo el Dr. Stanley Althof, del Centro de Salud Marital y Sexual de West Palm Beach, Florida, en un comunicado. La revisión incluyó cuatro estudios con un total de 253 pacientes.
Las causas de la eyaculación precoz sigue siendo poco conocidas y las posibles explicaciones van desde las manifestaciones psicosomáticas de ansiedad a la señalización disfuncional de neurotrasmisores cerebrales.
La teoría de los neurotrasmisores es la base del tratamiento con pastillas, utilizando inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), que modulan la señal de la 5-HT. Muchas de las intervenciones psicológicas tienen su origen en la conceptualización de la eyaculación precoz como un ’reflejo condicionado’, posiblemente como resultado de episodios repetidos de masturbación apresurada o de relaciones sexuales de individuos que temen ser sorprendidos durante el acto.
Masters y Johnson defendieron la ’técnica de compresión’ (que requiere que la pareja sexual del hombre apriete la base del pene varias veces para retrasar la eyaculación), que posiblemente conduzca a una mayor latencia. Las personas que completaron un programa de dos semanas con esta técnica solucionaron el problema casi al 100% (Insuficiencia sexual humana, Little Brown, 1970), según datos de estos investigadores.
En resumen, los autores de este estudio concluyeron: "La gran mayoría de los resultados publicados no alcanzó importancia estadística, por lo que la eficacia clínica de los pocos estudios incluidos es cuestionable”.
De todas maneras, aunque no dudamos de la exactitud analítica de la revisiones de Medicina Basada en la Evidencia, siempre debe prevalecer el buen criterio médico, basado en el conocimiento teórico y en la experiencia. Sin duda, en este problema se hace más patente que nunca el viejo aforismo médico, “no hay enfermedades sino enfermos” y tanto los tratamientos psicológicos como las pastillas tienen su lugar y deben ser aplicados en cada caso concreto.
http://www.cochrane.org/podcasts/issu...ejaculatio n